Enorme victoria consiguió el Leyma Coruña en Melilla. Los jugadores de Gustavo Aranzana lograron vencer en la pista de uno de los mejores equipos de la categoría, y además conseguir poner de su parte la diferencia de puntos entre los dos equipos. En la ida los melillenses habían vencido en Riazor con una ventaja de once puntos, 67-78, pero con la amplísima victoria de ayer, por veintisiete tantos, 58-85 hace que la cuenta esté ahora del lado coruñés.

El resultado final es completamente inesperado ya que nadie pensaba encontrar un Melilla que durase únicamente diez minutos. En el primer parcial las cosas pintaban muy mal para el Leyma ya que los locales salieron en tromba y arrollaron a los jugadores de Gustavo Aranzana. Ni los rebotes, ni el porcentaje de tiros fueron buenos en los diez minutos iniciales por lo que el equipo coruñés acabó diez puntos por debajo en este parcial, 21-11.

El Melilla lo hacía todo bien, jugaba con criterio y se aprovechaba de la muñeca fallona de los tiradores del conjunto naranja. Pero el segundo cuarto supuso un antes y un después en el devenir del encuentro. Gustavo Aranzana reajustó la defensa, puso a sus jugadores en zona para complicarle la vida a los lanzadores rivales y las cosas cambiaron. Y de qué manera.

Las nuevas indicaciones en defensa funcionaron y Melilla cayó en picado. Al Leyma le empezaron a entrar los tiros que en el primer cuarto se salían de la canasta, y los rebotes caían en las manos de Sonseca y Jonathan Gilling. Gracias a la mejora defensiva y al incremento en el acierto en el tiro exterior, el marcador al final del segundo cuarto tenía otra cara, 36-39.

El tercer parcial pintaba apasionante con los dos equipos en solamente tres puntos, y con las espadas en alto. Sin embargo y, contra todo pronóstico, Melilla desapareció y le dejó el camino libre a los coruñeses para que consiguieran su decimocuarta victoria. El conjunto melillense bajó los brazos y se vio incapaz de remontar. Tras el encuentro, el técnico local llamaba a su equipo un conjunto "sin alma".

El parcial del tercer cuarto fue escandaloso, 9-22 y aquí se acabó el partido. Nadie quería celebrar nada porque aún quedaban diez minutos por jugarse pero Melilla no daba señales de poder sobreponerse al acierto en el tiro del Leyma, ni a la defensa intensa de los jugadores de Aranzana.

Los últimos diez minutos fueron un paseo para los coruñeses, que no podrían haber soñado con un resultado más favorable en una pista más complicada.