El Liceo necesitaba un partido así, con buen juego, alegría, goles. La eliminación europea y el posterior empate en Reus le dejaron a cuatro del Barcelona pero eso lejos de condicionar su ánimo fue un revulsivo para demostrar ayer ante el Alcoy su mejor versión. Poco pudieron hacer los alicantinos, que casi no vieron la bola. Alguna oportunidad, gracias a la velocidad desbordante de su delantero argentino Maxi Oruste en los compases iniciales. Nada más. El resto fue un monólogo verdiblanco, impecable en la circulación de la bola, sublime en las combinaciones y con una efectividad de escándalo liderada por un Carlo di Benedetto en estado de gracia. Tres puntos más para alimentar la fe. Cuatro puntos separan al conjunto coruñés del Barça y quedan cinco partidos por jugar. Todavía es posible el milagro.

Acechan nubes, sin embargo, de cara a la recta final. Sobre todo en el apartado defensivo. Juan Copa tendrá que recomponer como pueda esa línea porque solo tendrá disponible a Sergi Miras como único jugador de ese corte. Ayer ya no jugó Eduard Lamas, que arrastra problemas físicos por lo que prefirió no arriesgar. Y a él se le sumará como baja César Carballeira, que ayer vio una tarjeta roja directa cuando faltaban veinte minutos. El coruñés se enredó en una pelea con Pere Cañellas y los árbitros les mandaron a los dos a vestuarios. La historia venía de atrás. El cinco del Alcoy dejó el stick a Carlo di Benedetto y el Liceo reclamó una agresión. Unos más que otros porque Xavi Malián incluso se levantó de la portería y se fue hasta el centro de la pista, con la bola en juego, para reclamar la tarjeta.

Ante la pasividad arbitral, los locales se tomaron la justicia por su cuenta. César Carballeira le metió el hombro a Pere Cañellas, que respondió con un intento de cabezazo y se llevó el puñetazo del defensa verdiblanco. La tangana no fue a más porque Xavi Malián literalmente placó a su compañero y lo tiró al suelo. Un manchón para un gran partido, y a la espera de consecuencias mayores. El comité de disciplina de la Federación Española dirá cuál es la sanción. Si los árbitros reflejan en su acta la agresión, se puede ir hasta cuatro partidos, prácticamente un adiós a lo que queda de liga pues solo quedan por delante cinco jornadas.

El Liceo jugó los últimos veinte minutos ya sin su canterano, pero con el 7-0 que lucía el marcador la victoria nunca peligró. La goleada se había gestado en una brillante primera parte en la que Juan Copa planteó a la perfección el ataque a una defensa en cuadrado. Ayuda que Carlo di Benedetto convierta en gol casi todo lo que toca. Tres en once minutos del francés fueron suficientes para abrir la veda. Le siguió un cañonazo de Coy, otro de Josep Lamas y el set lo cerró Sergi Miras. Al descanso, 6-0. Y tras él Josep Lamas volvería a marcar por partida doble. El Liceo terminó con Martín Rodríguez bajo palos. Un premio que supo aprovechar el coruñés con varias paradas de mérito, entre ellas una directa. También pudo tener el suyo Mikel Abeal con un penalti a treinta segundos para el final. Hubiese sido la cuadratura del círculo. Pero la magia se había acabado.