Hay vida más allá de la OK Liga. Es algo que los jugadores coruñeses lo tienen muy claro. Uno de esos ejemplos es el de Jacobo Mantiñán, que el fin de semana ganó su segunda Copa de Francia consecutiva con el Saint Omer después de eliminar al Merignac en semifinales (6-4) y de doblegar al Noisy le Grand en la final (2-1), con gol del coruñés incluido. "Estamos muy contentos. Me vine a Francia a esto, a ganar títulos, y ya llevo dos en dos años. Parece que la Copa es una competición que se nos da bien, aunque es un poco rara. Se juega durante todo el año, con equipos de todas las categorías, aunque nosotros por ganarla el año pasado solo tuvimos que jugar dos eliminatorias y la final a cuatro", señala Mantiñán, que puntualiza: "Mejor que en A Coruña no se vive en ningún sitio, pero aquí estoy muy bien. Nos tratan muy bien y son cumplidores con lo que dicen, que no siempre pasa en el mundo del hockey".

De un clase exquisita sobre la pista, la oportunidad en la máxima categoría le llegó demasiado tarde. "En A Coruña es complicado. Yo no me arrepiento, he disfrutado jugando en todas las categorías", dice. Después de pasar por el Alcobendas, el Alcorcón, el Oviedo, el Patín Coruña y el Borbolla en Primera División, el Cerceda le abrió las puertas de la elite, aprovechó al máximo su momento y cuando el proyecto rojiblanco murió, no le faltaron ofertas. Se decidió a cruzar la frontera, como antes ya habían hecho otros compañeros como Ángel Mirantes, Jesús Gende y David Rodríguez (Austria), Jorge González (Alemania), Martín Barrós (Italia, Portugal y Francia), Pablo Cancela (Italia y Portugal) y Juan Fariza (Italia). "Creo que cuando el Cerceda desapareció a mí me entró el pánico más que nadie. No me gustan los cambios y en Cerceda estaba muy bien. Y encima de cambiar... a otro país. Tenía pensado hacerlo antes de retirarme... y eso forzó un poco las cosas", recuerda.

No se equivocó porque, además de no encontrar problemas con el idioma -"tenía una base, pero la tenía olvidada, me dicen que hablo bien"- y tener trabajo como responsable de las categorías de formación del club, a nivel deportivo se ha convertido en una de las atracciones del campeonato francés. El coruñés es el tercer máximo goleador de la liga con 22 dianas en 17 encuentros. Le supera el español Toni Seró (Quevert), todo un killer del área, que se va hasta los 34, y el portugués Neto Delgado (Al Ploneour Lanvern), con 29. La aportación de Jacobo Mantiñán es fundamental para que su equipo luche por el título liguero. "Son rachas y también es cierto que juego muchísimos minutos, casi todo el partido", se disculpa con humildad.

El Saint Omer es segundo, a dos puntos del Quevert, líder con 40. "Está complicado pero en las cinco jornadas que quedan vamos a intentar ganarlo todo y a ver qué puede pasar", vaticina. "El año pasado la teníamos más de cara y la perdimos nosotros mismos. A ver si este es al revés", añade. La liga francesa tiene un nivel inferior a la española, pero es más competitiva en cuanto a que entre los seis primeros clasificados la igualdad es máxima mientras que en la OK Liga la lucha se reduce a dos o tres -Barcelona, Liceo y Reus en el caso de esta temporada-. "Nos podemos ganar entre todos", analiza. La conclusión es que se siente muy cómodo. ¿Por muchos años? "Aquí renovamos cada temporada. Aún no hemos hablado pero espero que cuenten conmigo", concluye.