La histórica eliminatoria de Copa que enfrentó al Victoria y al Villarreal en Riazor se convirtió en una gran fiesta de todo el fútbol modesto coruñés. Una tarde para disfrutar sobre el terreno de juego pese a la dureza de tener que correr sin balón muchos kilómetros ante un rival tan superior física y técnicamente, pero también inolvidable desde la grada. Los 6.000 aficionados que acudieron a la llamada del Victoria para esta cita tan singular mostraron sus fidelidad al equipo coruñés animando durante los 90 minutos sin desfallecer pese a la losa de los goles en contra, que fueron cayendo uno tras otro. Desde Preferencia Superior e Inferior, las únicas gradas del estadio municipal que se abrieron para el duelo copero, los seguidores blanquinegros alentaron a sus jugadores tratando de inyectarles una dosis extra de energía para tratar de plantar cara a un adversario tan superior.
“¡Victoria, Victoria!”, gritaron una y otra vez los aficionados locales, orgullosos de sus futbolistas, algunos de los cuales recibieron ovaciones de la grada. Sobre todo el portero Jano, aclamado por sus paradones. También el delantero Raña, el que más lo intentó en campo contrario, y el central Adrián Méndez se merecieron los aplausos de la grada con buenas acciones individuales, igual que el lateral Mandayo y, por supuesto, el talentoso Sergito, que hasta se atrevió con un caño. En realidad, nadie en el Victoria se arrugó pese a las cinco categorías de diferencia entre ambos equipos. El público agradeció esa valentía y también que nadie bajara los brazos pese a la amplia diferencia en el marcador.
Victoria total en Preferencia porque, independientemente del resultado final, jugar la Copa del Rey, y además en Riazor, fue un triunfo para los cebras y para todos los integrantes del fútbol modesto coruñés, incluidos los aficionados. Su asistencia, además, tuvo un valor extra por los 37.000 euros destinados a la Cocina Económica de A Coruña con motivo de la disputa de este encuentro benéfico enmarcado en la vigésimo segunda edición del Memorial Moncho Rivera. Al final, gran ovación de despedida y abrazos de los jugadores con familiares y amigos en la primera fila de Preferencia Inferior. Punto y final a una tarde histórica.
