En el partido ante la UD Las Palmas, Mestalla escrutó a Paco Alcácer, protagonista de un culebrón al que todavía le faltan un par de capítulos para definirse en la última semana del mercado de fichajes. Al mirar a los ojos de su ídolo el valencianismo no encontró la mirada de otras noches. No estaba metido. No tenía el gol entre ceja y ceja y eso se evidenció en dos ocasiones. Una, un remate de cabeza que se le quedó atrás. Otra, un ataque por la derecha en el que incomprensiblemente optó por ceder el balón a un compañero cuando tenía ángulo para fusilar a Javi Varas. "¿Pero por qué no tiras, Paco?", le decía Cancelo. El portugués, como gran parte de la hinchada, no conseguía descifrar al delantero. No estaba fresco. Lo que está sucediendo le pasa factura. Tiene un acuerdo con el Barça, la operación está más cerca que nunca de concretarse y antes de que acabe la semana puede haber una solución definitiva.

Su cabeza está en otra parte. Layhoon y García Pitarch no quieren venderlo, así lo han manifestado públicamente y también al propio futbolista, pero su futuro parece lejos de Mestalla. Queda solo una semana y la situación es insostenible, tal y como se vio en el primer partido de la Liga.

Peter Lim apalabró el traspaso con el Barça por 30 millones de euros más variables, la llegada de Sergi Samper y la de Munir. Y a ese pacto no está firmado se remite el club catalán, que confía en hacer oficial el fichaje en cuestión de días. Según ha podido saber el diario 'Superdeporte', el atacante habría comunicado a la presidenta su deseo de marcharse al Barça, algo que ni sus agentes ni el propio Valencia CF confirman.

En la negociación entran en juego todo tipo de estrategias. A todos les interesa guardar las apariencias. El que le ponga el cascabel al gato está muerto. Si queda la sensación de que es el Valencia quien lo vende, el mensaje ante sus aficionados será claro: el proyecto de Peter Lim consiste en vender a sus mejores jugadores. Si lo hace Paco o alguien de su entorno más inmediato, el delantero será acusado de alta traición. Salir públicamente y admitir que se quiere ir podría servir para desenquistar esta situación. Sin embargo, eso no parece que vaya a suceder... Al menos por el momento.

¿Por qué? Los ejecutivos del Valencia han insistido hasta la fecha, tanto en público como al de Torrent, en que no lo quieren vender. Si la postura del club fuese distinta -algo menos tajante- el jugador podría salir públicamente a reconocer sus intenciones pero en la medida en la que le transmiten que no se marcha, a Paco lo ponen entre la espada y la pared. ¿De qué le serviría salir en público a admitir que quiere ser jugador del Barça sin la garantía 'privada' del Valencia de que lo va a traspasar? El 'Caso Alcácer' ha estado enquistado en ese punto.

Paco no va a forzar si no hay un pacto previo con el Valencia, algo así como 'si eres tú quien da el paso adelante, te vendo'. La situación parece haber entrado en una fase definitiva y mientras él ha demostrado estar en otro planeta, el optimismo en Barcelona es total. Creen que vestirá de azulgrana antes del cierre del mercado. El futbolista tiene un acuerdo con el Barça y Peter Lim acordó su traspaso. La pelota está en el tejado del Valencia. O más bien, de su propietario. En el horizonte, dos posibilidades: hacer caja y acabar de reestructurar la plantilla con 30 millones fijos -líquido que serviría para cuadrar el presupuesto y fichar otros jugadores-, los variables y la llegada de Munir y Samper; o seguir hasta el final con la idea de mantener a Alcácer en el Valencia a toda costa... Aunque el futbolista tenga en su cabeza marcharse.