La sensación de placidez que invadía ayer la ciudad deportiva de Abegondo durante el último entrenamiento del equipo antes del trascendental partido de esta tarde ante el Huesca se transmitió a toda la plantilla. Solo a Bruno consiguieron soliviantarlo un poco, o más bien ruborizarlo, cuando le cuestionaron sobre su éxito entre el sector femenino de la afición. Porque a Aranzubia no hay nada que lo soliviante, ni siquiera cuando se le deslizan preguntas sobre su continuidad en el equipo horas antes del que se presenta como el encuentro decisivo de la temporada.

Conscientes de la importancia de la cita, en el discurso de los jugadores se mezcla el orgullo de saberse favoritos en el tramo definitivo del curso y al mismo tiempo la decepción por no haber alcanzado todavía el objetivo a pesar del año inmaculado que han completado. "Vamos a ver si mañana podemos llevarnos una alegría y resolver un año que se está haciendo largo y acabar de la mejor manera posible", reflexionó Aranzubia. "Queda un partido más pero no pensamos en él", añadió Bruno sobre la naturaleza de un partido que ha adquirido ya todos los ingredientes posibles de una final.

La sesión previa al encuentro de esta tarde, sin embargo, no trasladó esa sensación a los aficionados que se acercaron a la ciudad deportiva de Abegondo, y entre los que había también una numerosa representación de seguidores del equipo visitante.

Apenas fue un entrenamiento de una hora interrumpido por un inesperado chaparrón. Demasiado corto como para adivinar la solución que improvisará José Luis Oltra para el centro del campo en ausencia de Valerón, a quien se le pudo ver durante unos minutos sobre el césped ejercitándose en compañía de uno de los fisioterapeutas de la primera plantilla.

La sesión sirvió apenas para ensayar algunas jugadas a balón parado y para que los porteros trabajaran la mayor parte del tiempo de manera individual. Aranzubia, después de regresar al once ante el Nàstic de Tarragona el miércoles pasado, fue el encargado de trasladar las sensaciones de la plantilla en las horas previas a la visita del Huesca. "Lo normal es que uno de los dos hubiera fallado algo más y nos hubiera permitido ascender antes", indicó el portero sobre el rendimiento de Celta y Valladolid, "ha sido un año duro en ese sentido".

De no ser por los puntos que lo blanquiazules se dejaron en Jerez, el ascenso ya se habría celebrado. De no ser también por el ritmo de victorias que los dos perseguidores de los blanquiazules han alcanzado en los últimos partidos, la presencia el curso que viene en Primera División estaría asegurada. De la extrema competitividad que ha caracterizado la campaña, los jugadores podrán extraer también enseñanzas positivas que endulzarán las horas posteriores al partido de esta tarde en el caso de que se consume el regreso a la máxima categoría: "Es un orgullo ascender un año tan complicado".

La posibilidad de la vuelta a Primera absorbe de tal modo el resto que ayer nada se pudo escuchar de boca de los jugadores acerca del Huesca. En la agenda no figura el rival. Fuera cual fuera, resumió Aranzubia, el objetivo sería el mismo: lograr la victoria para no esperar al último partido del año para que se materialice el ascenso. "Nadie piensa que no vayamos a ganar mañana", apuntó el portero sobre la confianza existente en la plantilla a pesar de que se disfrute de un colchón de cuatro puntos.