Aún era verano cuando el Deportivo inició su camino de vuelta a Primera División. Fue el 27 de agosto de 2011, en Riazor, donde venció al Recreativo gracias a un solitario gol de Diego Colotto. Aquella solo fue la primera etapa. Después llegarían otras 40 más hasta garantizar el objetivo del ascenso. La última, la de ayer frente al Huesca, y de nuevo en casa, donde el equipo blanquiazul se ha comportado como una auténtica apisonadora. Solo el Hércules fue capaz de ganar en A Coruña (0-1), el 4 de septiembre de 2011. Desde entonces, ningún otro equipo ha podido tumbar al Dépor en Riazor, convertido desde el primer momento en un estadio temible para todos sus visitantes, un fortín inexpugnable que ha sido clave en el éxito.

A domicilio, en cambio, el inicio fue titubeante, con derrotas en los campos del Alcorcón (4-0), Alcoyano (2-0) y Elche (3-2). Las lesiones de hombres importantes como Juan Domínguez, Bruno Gama o Riki impidieron que el Deportivo pudiera encaramarse pronto a los puestos de ascenso directo. Sin embargo, poco a poco fue recuperando gente y tomándole el pulso a la nueva categoría hasta convertirse en un equipo ganador y, sobre todo, competitivo. Tras regresar de Zorrilla con un valioso empate (0-0) en la jornada 16, el conjunto blanquiazul enlazó una racha de nueve victorias consecutivas, la mejor serie triunfal de toda su historia.

La inauguró ganando al Numancia (3-1) y colocándose tercero en la tabla, por detrás de Hércules y Elche. A la semana siguiente ascendió otro peldaño más venciendo en Las Palmas gracias a un penalti sobre Valerón transformado por Andrés Guardado (0-1). Luego despachó al Xerez en Riazor (2-1) antes de colocarse líder en Huesca, donde se impuso 0-2 en la vigésima jornada. Era el 15 de enero y al fin el Deportivo comandaba la clasificación por primera vez en toda la temporada. Cogió el liderato y ya no lo soltó.

Los dos derbis, blanquiazules

Siguió a ritmo de récord, ganándolo todo en Riazor y abriendo cada vez más hueco con respecto a sus inmediatos perseguidores, Celta y Valladolid. Dos derrotas puntuales, en Sabadell (1-0) y Girona (1-0), no impidieron al equipo de Oltra afianzarse cada vez con más solvencia en lo más alto de la clasificación. Así llegó a Balaídos, el 15 de abril de 2012, una fecha marcada desde hacía tiempo en el calendario. Saltó al campo con siete puntos de ventaja sobre el vecino del sur y se marchó de allí con tres más gracias al cabezazo de Borja Fernández sobre la bocina (2-3). Un gol que ya forma parte de la historia del deportivismo, como el decisivo zapatazo de Lassad Nouioui en el derbi de la primera vuelta (2-1). Tras la agónica victoria en Balaídos, el Deportivo volvió a sufrir para amarrar los tres puntos ante el Elche (4-3). Colotto, en el minuto 88, desniveló la balanza para hacer aún más líder a su equipo.

Con 75 puntos a falta de ocho jornadas, muchos aficionados activaron la cuenta atrás y se atrevieron a hacer sus apuestas particulares sobre dónde y cuándo quedaría asegurado matemáticamente el ascenso. La inesperada derrota en Almería (2-0) y el apurado pero merecido empate del Valladolid en Riazor (1-1) estropearon las cuentas, que igualmente seguían saliendo, y más tras vencer con holgura en el desplazamiento a Los Pajaritos (0-3) y cuatro días después en casa ante la Unión Deportiva Las Palmas (3-1).

El pasado domingo el equipo de José Luis Oltra saltó al césped de Chapín con la posibilidad de celebrar el regreso a Primera esa misma noche. Tenía que ganar y que pincharan Celta o Valladolid, pero el Deportivo se fue de vacío de Jerez y sus inmediatos perseguidores sumaron los tres puntos. La segunda oportunidad fue el miércoles en Tarragona. Tampoco se consumó el ansiado ascenso, aunque el gol de Xisco en el minuto 94 dejó prácticamente sellado el billete de retorno a la elite. El Deportivo tenía dos balas para subir, una contra el Huesca y la otra en la última jornada ante el Villarreal B, y aprovechó la primera.

La superioridad que mostró el equipo de Oltra fue clara pese a la gran campaña que también hicieron Celta y Valladolid. De hecho, el campeón ganó al menos una vez a todos sus rivales menos a uno, el Valladolid, con el que empató tanto en Zorrilla como en Riazor. Los otros 20 equipos a los que se enfrentó el Deportivo cayeron al menos en una ocasión frente al conjunto blanquiazul. A ocho les ganó las dos veces, tanto en casa como fuera: Recreativo, Barcelona B, Guadalajara, Córdoba, Celta, Numancia, Las Palmas y Huesca. El Villarreal B, que perdió en su visita de la primera vuelta a A Coruña (1-0), podría ser el noveno que se queda sin puntuar ante el Dépor.

Con 88 puntos a falta de un encuentro, el campeón tiene la oportunidad de convertirse en el mejor equipo de la historia de la categoría. Ya ha empatado el récord que estableció el Valladolid en 2007, con lo que le bastaría con puntuar frente al filial amarillo para pulverizar esa marca. Sería el broche de oro a una temporada de matrícula de honor que tuvo de todo para el Deportivo: emoción a raudales, algunas decepciones y, sobre todo, muchísimas alegrías.