Hace ocho días Bodipo lideró la fiesta posterior al ascenso, luego la prolongó durante el carrusel de celebraciones y ayer la remató con un gol que, como los de Xisco ante el Nàstic y el Huesca, también pasará a la historia. Porque eso fue lo que hizo el Deportivo en El Madrigal, poner punto y final a una temporada de ensueño con un epílogo que quedará grabado para la posteridad. No fue una victoria cualquiera, por mucho que el objetivo del ascenso ya estuviera en el bolsillo. Con ella el campeón bate el récord que tenía el Valladolid desde 2007 y se despide de Segunda con 91 puntos, una marca que será muy difícil de superar.

Bastaba con un empate para mejorar el registro del Pucela y hacia él caminaba el Dépor, al tran tran, sin forzar en absoluto la máquina. Una tortura de partido, con aroma a 0-0 casi desde el pitido inicial. Poco fútbol, poca intensidad, pocas ocasiones claras... Lo previsible hasta que entró Bodipo, que llevaba sin competir desde diciembre, para decidir el encuentro con un soberbio cabezazo. Saltó al campo en el minuto 72 y solo tres después aprovechó un buen servicio de Saúl para firmar el tanto del triunfo. Gran gol y mejor celebración, digna de un ascenso.

Fue lo más destacado, prácticamente lo único rescatable de un partido gris oscuro, sin olvidar el debut de Juan Carlos en Liga con el primer equipo. Recién firmada su ampliación de contrato hasta 2015, el canterano aprovechó los minutos que le brindó José Luis Oltra para dejarse ver. Incluso pudo marcar, pero su zurdazo mediado el segundo acto no encontró portería. Fue su primera aparición liguera como blanquiazul y la última para Pablo Álvarez, uno de los más entonados en la fase inicial. Jugó de mediapunta y se dejó ver entre líneas para dar algunos buenos pases. Luego fue decayendo con el paso de los minutos, igual que el resto del equipo. A falta de fútbol asociativo, el Deportivo recurrió a las acciones de estrategia para crear verdadero peligro: faltas laterales y sobre todo saques de esquina. Saúl los colgó todos en busca de Aythami y Xisco, que cabecearon sin premio.

El Villarreal B apenas se acercó a la meta de Lux. Combinó con relativa fluidez hasta tres cuartos de campo, pero pocas veces logró sorprender a la defensa del Deportivo, bien plantada pese a los cambios en el once inicial. Aythami y Rochela cumplieron, igual que Seoane y Ayoze en los laterales. Pocos apuros pasaron para mantener el balón lejos de la portería de Lux. El argentino fue un mero espectador la mayor parte del tiempo, aunque al filo del descanso demostró su rapidez en una buena salida ante Trigueros. Fue la mejor oportunidad del Villarreal B, prácticamente la única. Un equipo con grandes dosis de calidad, como buen filial, pero demasiado inocente y sin apenas pegada en los metros finales.

Todo lo contrario que el Deportivo. El campeón volvió a demostrar que necesita muy poco para marcar. No estaba haciendo su mejor partido y ya daba por bueno el 0-0, suficiente para superar el récord del Valladolid, cuando de la nada fabricó el gol definitivo. Buen centro de Saúl y mejor remate de Bodipo. Cabeceó ajustado, imposible para Diego Mariño. Con el 0-1 y un cuarto de hora por delante el Dépor se limitó a nadar y guardar la ropa, como supo hacer otras muchas veces esta temporada. Álex Bergantiños tomó el mando en la zona ancha para repartir juego tanto en corto como en largo.

Para entonces al Villarreal B ya no le quedan argumentos, ni tampoco demasiadas ganas como para aspirar a arañar algún punto ante el campeón, que apenas pasó apuros. El filial amarillo simplemente se dejó llevar. Fue el anfitrión de una nueva fiesta del Deportivo, la única que le faltaba, la del récord histórico de puntos de la categoría. 29 victorias, que se dice pronto. 91 puntos. Ahí quedan. Para la posteridad. Adiós a Segunda. Mejor aún, hasta nunca.