Pablo Álvarez jugó ayer su último partido como jugador del Deportivo, al que perteneció desde la temporada 2006-07, la segunda de Joaquín Caparrós al frente del primer equipo blanquiazul. Fueron siete temporadas en A Coruña, aunque la segunda la compartió con su estancia en el Racing de Santander. Siete campañas de entrenamiento, dedicación y silencio, ya que nunca llegó a tener una presencia relevante sobre el terreno de juego, donde otros compañeros le cerraban el paso.

Sin embargo, el exsportinguista siguió trabajando cada día a la espera de que le llegase su oportunidad, que nunca fue definitiva. Tampoco este año, en Segunda División. Pese a todo, siempre se calló y apostó por aportar al equipo. Este año mantuvo su filosofía.

Hace escasos días le preguntaban por su marcha, pero él se limitaba a resaltar el logro del equipo, que eso había sido lo único importante durante toda la campaña. Las individualidades pasan a un segundo plano, comentó. Cierto que también llegó a decir que le hubiera gustado tener un papel principal en el equipo durante esta temporada, así como en las anteriores, pero que lo único que le importaba durante la semana que concluyó era que su equipo había ascendido.

Buen compañero, mejor profesional, Pablo Álvarez no habló de futuro. No habló de equipos, lo máximo que llegó a comentar es que no sabía dónde iba a estar la próxima temporada. Sólo transmitía felicidad por el resultado que había obtenido el Deportivo, por el ascenso, por los números que presentaba, de los que él es partícipe, pues formó parte de esta plantilla y aportó, aunque fuese con sus gritos y su entrega.

José Luis Oltra le dio ayer la titularidad en El Madrigal ante el Villarreal B, jugó de enlace con Xisco, incluso tuvo alguna oportunidad para marcar, de hecho la primera llegó casi al minuto de juego, pero su disparo con la zurda se lo sacó el guardameta amarillo. Después de una hora en el campo le cedió su puesto al canterano Juan Carlos. Buen relevo. Uno que se va le cede el sitio a la sabia nueva, aunque es más que posible que el joven centrocampista del Fabril salga cedido la próxima temporada.

Acumula Pablo Álvarez 74 partidos en Primera con el equipo blanquiazul más otros once en los que intervino durante esta temporada, tres de ellos desde el principio, con cinco goles en la máxima categoría y ninguno en la temporada que ayer concluyó. Se marcha un futbolista hábil, directo, al que le faltó continuidad; un jugador de equipo y un profesional que lo demostró hasta el último momento.