31 grados de temperatura tendrán que soportar los futbolistas del Granada y del Deportivo el domingo a las 16.00 horas, cuando el balón comience a rodar en el Nuevo Los Cármenes, según la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología. Un calor extremo que mermará a los dos equipos, pero especialmente al coruñés, mucho menos acostumbrado a jugar bajo un sol tan abrasador. Para mitigar sus efectos, los futbolistas de José Luis Oltra deberán cambiar sus rutinas no solo antes del partido, sino también durante su desarrollo.

El factor más importante que habrá que cuidar será, por supuesto, la hidratación, tal y como explica el doctor Juan José Crespo Salgado, especialista en Medicina Deportiva y profesor de Fisiología del Ejercicio en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de Pontevedra. "El problema en el fútbol es que es muy difícil hidratarse durante la competición, porque solo se puede hacer cuando hay una interrupción. A esas horas, y con esa temperatura, el jugador va a notar que la termorregulación va a ser muy dura y eso va a generar una acidosis láctica muchísimo mayor", argumenta el doctor, que detalla los condicionantes a tener en cuenta para soportar una climatología tan extrema. Son los siguientes:

. Acidosis láctica mayor, igual a riesgo de fatiga más precoz. Es, según el Crespo, el factor más preocupante y el que más puede incidir en el rendimiento del futbolista. "Cuando estás generando energía por el propio músculo y la temperatura es muy elevada, el metabolismo anaeróbico es más predominante. Entonces se genera mucho ácido láctico y hay más tendencia a tener una fatiga más precoz".

. Evitar el calor y beber un litro y medio antes del partido. "Además de adelantar la hora de la comida, que debe ser ligera, hay que beber y saber beber, cada poco tiempo y en cantidades pequeñas. Antes del partido el futbolista ya debería haber tomado entre un litro y un litro y medio, pero no seguido sino bien fraccionado. Es recomendable no exponerse al calor en las horas previas al partido y, si fuese necesario, evitar el paseo matinal".

. Entre 10 y 15 pulsaciones más por minuto. El aumento de la frecuencia cardíaca habitual será inevitable: "Además de la sangre que bombeas a los músculos, tienes que enviar más sangre a la piel para poder sudar. Si no, no pierdes calor. Por eso la piel también se enrojece y se produce una mayor sudoración. Eso eleva fácilmente entre 10 y 15 latidos por minuto la frecuencia cardíaca. Por tanto, van a trabajar a frecuencias más elevadas, pero ese no mayor problema, el mayor problema es la acidosis láctica. El músculo con temperatura alta produce mucho más ácido láctico y eso puede generar más fatiga. Por eso hay que estar muy bien hidratado. La acidosis láctica puede venir, pero si aún encima estás mal hidratado, la fatiga es terrorífica".

. Rehidratarse en el descanso, clave para evitar las pájaras. El intermedio de quince minutos siempre es importante, pero el domingo lo será más. "Hay que prestar atención a la salida inicial en el segundo tiempo, porque puedes salir un poquito apajarado. Por eso es fundamental hidratarse otra vez, con bebidas energéticas y algún componente de glucosa, pero sin encharcarse, porque eso puede producir malestar o dolor de barriga. En el vestuario se suelen utilizar bolsas de hielo en nuca y axilas para bajar la temperatura del organismo. Si sales otra vez caliente en la segunda parte, peor lo vas a pasar".

. Los últimos 15 minutos, los peores por las reservas de glucosa. En la recta final del encuentro será, lógicamente, cuando el organismo de los futbolistas llegará a umbrales cercanos al límite de sus capacidades. "Para las reservas de glucógeno-glucosa, los últimos 15 minutos son tremendos. Han pasado ya 30 minutos de ejercicio desde el descanso y, si el partido es muy intenso, evidentemente los últimos minutos son los peores", explica el profesor de Fisiología del Ejercicio.

. Una teórica ventaja para el equipo local. Aunque el calor mermará las capacidades de los dos conjuntos, el doctor Crespo está convencido de que condicionará sobre todo al equipo menos acostumbrado a esa meteorología, en este caso el Deportivo: "En Galicia no estamos tan habituados a esas temperaturas tan altas que hay en Andalucía. Van a necesitar mucho consumo de energía para poder evaporar todo ese sudor que necesitan para perder calor. No es solo la temperatura. Hay que ver también el grado de humedad, otro factor muy importante. Si la humedad es alta la cosa ya se convierte en una bomba desde el punto de vista fisiológico".