Víctor Sánchez del Amo nunca volvió a pisar el césped de Riazor desde su salida del Deportivo en 2006. El lunes lo hará por primera vez como ayudante de Míchel en el banquillo del Sevilla. No espera un gran recibimiento -"no creo que sea acreedor de ello"- por parte de una afición para la que solo tiene "palabras de agradecimiento", pero está seguro de que será una noche "muy emocionante y especial". Su cuenta atrás particular ya está en marcha: "Cada día de esta semana van a pasar por mi cabeza muchos recuerdos muy bonitos por el hecho de saber que el lunes vamos a Riazor, a ese estadio para el que guardo un lugar privilegiado en mi corazón".

Tiene "muchísimas ganas" de reencontrarse con el escenario donde disfrutó de sus mejores años como futbolista profesional. A la Champions que conquistó con el Madrid (1998) le sumó luego otros cuatro títulos vestido de blanquiazul: una Liga (2000), la Copa del Rey del histórico Centenariazo (2002) y dos Supercopas (2000 y 2002). "Prácticamente los mejores recuerdos de mi carrera como jugador son de esos siete años tan fantásticos que pasé en A Coruña. Cuando llegué se hizo un equipo nuevo y se formó una gran plantilla, con una competitividad muy grande que llevó al Dépor a ser campeón de Liga, a ganar la final de Copa ante el Madrid y a pasear el nombre del club y de la ciudad por toda Europa, con actuaciones irrepetibles en campos emblemáticos".

Manuel y Valerón, amigos y rivales

Por ejemplo, el triunfo en el Olímpico de Múnich (2-3), del que ayer se cumplieron justo diez años: "El equipo se crecía ante las situaciones complicadas. Tenía una mentalidad ganadora que le hacía ser valiente y salir a por la victoria en cualquier campo. Múnich es un ejemplo. Guardo un recuerdo muy bonito de ese encuentro". De aquel Dépor que se convirtió en el único equipo español victorioso en el Olímpico, solo siguen en la actual plantilla dos futbolistas: Juan Carlos Valerón, que jugó los 90 minutos en Múnich, y Manuel Pablo, entonces lesionado. Con ambos guarda Víctor "una relación muy buena". "Nos hemos visto hace poquito, en pretemporada -recuerda-. Nos enfrentamos en el Trofeo Antonio Puerta y estuvimos hablando un buen rato. Pasamos muchas cosas juntos y eso nos hace tener una relación especial".

No le sorprende que tanto El Flaco como Manuel se mantengan como dos de los pilares del Dépor después de tantos años. "Son dos fenómenos. ¿Qué voy a decir de Manuel Pablo? Puede aguantar lo que quiera porque es un privilegiado físicamente". El lunes los saludará de nuevo para rememorar los buenos momentos que vivieron juntos en A Coruña. Son amigos, pero ahora se debe al Sevilla y su deseo, lógico, es marcharse de Riazor con los tres puntos bajo el brazo.

Respeta al máximo al Deportivo pese a ser un recién ascendido y no cree que la diferencia de potencial entre ambas plantillas sea exagerada. "De momento los dos tenemos algo en común, y es que permanecemos invictos. Nuestro planteamiento va a ser de máximo respeto hacia el Dépor. Somos conscientes de que ellos tienen argumentos importantes para ganar. Esa diferencia que puede haber entre un equipo recién ascendido y otro que viene peleando por Europa en las últimas temporadas, luego es mucho más estrecha en el terreno de juego. Por lo tanto, máximo respeto", recalca el madrileño.

En opinión de Víctor, no es casualidad que un buen número de exdeportivistas se dediquen ahora a entrenar. Miroslav Djukic, Paco Jémez, Claudio Barragán, Donato o Jesús Muñoz son algunos de los que han seguido ligados al fútbol desde los banquillos. "No me extraña. Es sinónimo de que por el Deportivo han pasado generaciones de jugadores con una vocación muy grande por el fútbol". Con Míchel, tanto en el Getafe como ahora en el Sevilla, está disfrutando mucho como técnico ayudante. "Es muy bonito y apasionante, yo diría que adictivo. Hay un trabajo en la sombra de análisis, de planteamientos, de entrenamientos y de mil historias que no se ven pero que a uno le producen mucha satisfacción cuando toda esa preparación se ve refrendada en los partidos".

El del lunes no será uno más para él. Vuelve a su casa y eso lo convierte en especial. "A la gente le tengo un cariño magnífico, a la afición de Riazor y a todos los coruñeses, que siempre me trataron de forma exquisita. Solo tengo palabras de agradecimiento. Me quedo con esos siete años fantásticos en los cuales yo he tratado de dar el máximo rendimiento para defender unos colores de un club con el que me sentí muy identificado. El cariño que noté durante todo ese tiempo es lo más importante para mí", añade el que fuera interior derecho del Deportivo, que no tiene "ningún caso pendiente" con su exclub.