Javier Arizmendi (Madrid, 1984) regresó el jueves a Riazor con el Mallorca para el primero de los dos partidos de la semana entre el que actualmente es su equipo y el que lo fue durante una temporada y media a las órdenes de Joaquín Caparrós. Dice guardar muy buenos recuerdos de un club y una ciudad a la que ha quedado unido en lo personal. Es por ello que el descenso blanquiazul le dolió especialmente, más si cabe porque peleaba por no perder la categoría con su equipo de entonces.

-¿Es cierto que en una ocasión detuvo a Fran en la calle Real para decirle que había heredado su número en el Deportivo?

-Eso no me ocurrió a mí.

-¿Recuerda su primer gol como deportivista?

-Fue en San Mamés. Fue de aquella manera porque fue un centro en el que le di un pelín nada más con la bota. El portero era Aranzubia. Creo que empatamos aquel día. Pero lo que sí recuerdo bien es que el portero era Aranzubia.

-El jueves no pudo encontrarse con él porque estuvo en el banquillo, ¿mañana volverá usted a ser titular para que se produzca el reencuentro?

-A ver qué pasa. Nosotros no sabemos todavía la alineación que va a presentar el entrenador, no sabemos quién va a jugar y quién no.

-Todavía permanece como el último jugador deportivista que debutó con la selección...

-Deportivamente fueron unos años maravillosos. Tuve la oportunidad de disfrutar de minutos. Fue muy importante mi paso por el Dépor. Siempre recordaré al club y a la ciudad con mucho cariño.

-¿Hasta qué punto ha estado, o está, unida su carrera a la de Joaquín Caparrós?

-Estuve aquí con él y nos volvimos a encontrar en Suiza, pero fue cosa de un mes porque las cosas allí no fueron bien y cada uno tuvo que seguir su camino. Ahora en Mallorca tuve la oportunidad y sabiendo que era él el entrenador creo que tomé la decisión correcta.

-¿Que estuviera él en el banquillo fue determinante en la decisión?

-Sí. Siempre ha sido importante contar con el respaldo de un entrenador y él me lo dio en otros clubes.

-Tras su marcha del Deportivo no ha estado más de dos años en el mismo equipo, ¿tanto le cuesta echar raíces?

-Todo tiene sus pros y sus contras. No me arrepiento de haber pasado por muchos equipos ni de vivir muchas experiencias, conocer diferentes ciudades y gente distinta. Al fin y al cabo son experiencias enriquecedoras todas ellas. Por unos motivos o por otros he tenido que cambiar de club frecuentemente y lo quiero ver como algo positivo porque ha sido enriquecedor para mí.

-¿Sus dos últimos años han sido igual de enriquecedores?

-Quizá estos dos últimos años no he vivido la cara más amable del fútbol. No he disfrutado de muchos minutos, pero siempre está uno a tiempo de cambiar estas dinámicas en base al trabajo. Desde la profesionalidad cualquier dinámica se puede cambiar. En eso estoy. En intentar trabajar a diario para poder contar con la confianza del entrenador y ser útil para mi equipo.

-¿Ejerce ahora como otro tipo de futbolista, el que no era durante su etapa en el Deportivo?

-Cualquier futbolista, y cualquier persona en otro ámbito de la vida, siempre puede mejorar. Es cuestión de recoger experiencias. La madurez que se va ganando en cada etapa hay que ponerla en práctica donde le toque estar a uno. Los futbolistas siempre evolucionamos y algunos madurando.

-¿Cómo vivió el descenso del Deportivo estando en el Getafe, que también se jugaba no perder la categoría?

-Lo primero que quería era no descender, pero lo último que descendiera el Deportivo. Le guardo mucho cariño al club y conservo amigos aquí. Sé que lo pasaron mal y me disgusté por ello. Fue algo triste, pero aquello se ha superado. Ascendió al año siguiente, algo que es muy difícil, y ahora está otra vez en Primera y la afición está disfrutando otra vez. Fue un año solo en Segunda que se supo arreglar muy pronto.