La delicada situación del Deportivo, colista a cinco puntos de los puestos de salvación, empieza a dividir a la afición blanquiazul, hasta ahora inquebrantable en su apoyo incondicional al equipo. Quedó demostrado ayer por la tarde en Abegondo, donde la treintena de seguidores que presenciaron el primer entrenamiento de la semana mostraron opiniones contrapuestas. Por una parte, los que lanzaron aplausos y vítores de ánimo, fundamentalmente a Manuel Pablo, Valerón, Riki, Laure y Álex. Por otra, los que entienden que ya ha llegado el momento de exigir más intensidad y compromiso a ciertos jugadores. Se escuchó algún que otro insulto aislado -"payaso", le llamaron a Zé Castro- y bastantes críticas en demanda de más implicación y esfuerzo.

Mucho nerviosismo que derivó en un episodio especialmente tenso: el que se produjo cuando José Sambade, preparador de porteros, enfiló el camino de los vestuarios. Visiblemente molesto por las arengas de varios aficionados, el técnico se encaró con ese sector y poco después subió a la grada para intercambiar impresiones con ese pequeño grupo de seguidores. La discusión no pasó a mayores, aunque Carlos Marchena decidió acudir al lugar para mediar y ayudar a que se calmaran los ánimos. También Pablo López, readaptador físico; Juan Ángel Barros Botana, delegado; y Rafael Carpacho, jefe de prensa, se acercaron al escenario de la controversia, que tardó pocos minutos en apaciguarse.

Media hora antes del incidente, Riki fue el primero en retirarse del campo. Lo hizo entre aplausos prácticamente unánimes, con muy pocas voces críticas. Igualmente aclamado fue Manuel Pablo, que también abandonó el césped en solitario antes que el resto: "¡Ponles las pilas, Manuel!", le pidieron al capitán. El lesionado Laure, que avanzó en su recuperación al margen del grupo, también despertó simpatías entre el público. Además de aplausos, escuchó una petición desde la grada. "¡Que le echen huevos, como haces tú!", reclamaron al lateral madrileño. "¡Dani, pon orden ahí dentro!", pidió un aficionado a Aranzubia, un mensaje similar al que luego recibió Carlos Marchena, todavía lesionado: "¡Vuelve pronto y ponles las pilas!", le gritaron al veterano central. Álex, que completó todas las tareas junto a los que no jugaron en Getafe, también fue aplaudido en el momento en el que se retiró junto al grueso del grupo. Además de palmas, también hubo hacia él otro mensaje directo para que lo hiciera extensivo en el vestuario: "¡Haz que sientan el escudo, como lo sientes tú!".

Después de Riki, los primeros en ir a la ducha fueron Bruno Gama, Pizzi, Evaldo y Zé Castro. El lateral brasileño y el central portugués fueron los que despertaron más voces críticas por parte de algunos seguidores. En ese momento el internacional luso levantó la cara y dirigió la mirada hacia el graderío, un gesto al que respondió un aficionado llamándole "payaso". Fue otro de los instantes más tensos de una tarde cargada de nerviosismo.