El drama se instala en Riazor. El Deportivo no levanta cabeza. El equipo coruñés no da síntomas de mejora. La afición había aparcado su malestar con la plantilla y la directiva para dar el máximo apoyo en el crucial duelo ante el Granada. La goleada encaja ante los andaluces ha reanudado la ira de un sector del deportivismo.

En el segundo período del encuentro ya se pudo apreciar ese descontento. La grada de Riazor pitaba a algunos jugadores como Nélson Oliveira y pedía la dimisión de Augusto César Lendoiro. Lo peor llegaría con el pitido final. La afición despedía al equipo de Domingos Paciencia con una pañolada histórica. Los jugadores acataban la decisión del respetable. Se dirigían al centro del campo, agradecía el apoyo y encajaban las críticas.

La ira se trasladaría a los aledaños de Riazor. La Policía tuvo que intervenir para evitar que un grupo de aficionados lanzasen botellas a las salidas por donde salen los jugadores. En la sesión del lunes ya se habían registrado incidentes. Ahora una parte del deportivismo retoma sus protestas. El lanzamiento de objetos estaba acompañado por un lema claramente dirigido a la planificación de la plantilla de esta temporada. "Más coruñeses y menos portugueses".