De la deriva adquirida por el fútbol español en los últimos años dejan constancia los numerosos concursos de acreedores iniciados, ya sea de manera voluntaria o forzosa, por algunos de los clubes más representativos del país. Equipos como Celta, Mallorca o Levante se han acogido a este recurso como una forma de corregir los excesos que les llevaron a la bancarrota. Después de lograr un convenio con el que saldar sus impagos, la mayoría obtuvieron oxígeno a su agobiante situación con quitas generosas aceptadas por sus acreedores. El Deportivo, sin embargo, no desea perdonar más de un 30% por cuestiones legales.

Celta. El conjunto vigués se acogió al concurso voluntario de acreedores en el año 2008 con una deuda declarada de 69 millones de euros. Tras establecer quitas variables de hasta el 85%, el Celta ha ido reduciendo la cantidad pendiente con sus acreedores hasta los 30 millones aproximadamente. Los que aceptaron esta modalidad, a cambio de renunciar a la mayor parte de sus derechos, lograron el compromiso de que cobrarían en un plazo máximo de cinco años. La quita con el resto de acreedores se estableció en el 50% y con la Agencia Tributaria la entidad alcanzó un acuerdo que le permite liquidar su déficit con el fisco en doce años con una importante rebaja. Otros incluso, caso de Caixanova, transformaron su deuda en acciones de la entidad.

Mallorca. El club balear declaró el concurso de acreedores tras la bancarrota personal de su entonces máximo accionista, Vicente Grande, al que se le acusó de sobredimensionar la institución con sueldos desorbitados en los despachos y sobre el césped. Mateo Alemany, quien ya estuviera vinculado a la entidad, se hizo con la mayoría de las acciones por 1,5 millones de euros y desveló que la deuda ascendía a 78 millones. Vicente Grande, por su parte, denunció haber sido "expropiado". El convenio con los acreedores estableció una quita del 50% y la Agencia Tributaria fijó una serie de condiciones para saldar los 21,5 millones que el club tenía pendientes de pago. Entre otros privilegios se reservó la mitad de los ingresos por traspasos.

Sporting de Gijón. En el caso del conjunto asturiano, el concurso no fue voluntario, sino forzoso: uno de los acreedores (la empresa de jardinería que se encargaba de los campos de El Molinón y la ciudad deportiva de Mareo) denunció al club en 2005 y los tribunales obligaron a la entidad a someterse a este procedimiento. Antes del convenio, la deuda quedó establecida en 50,7 millones de euros, aunque los acreedores aceptaron una quita del 50%. Desde entonces, el Sporting ha ido haciendo frente a los pagos de manera escrupulosa, hasta el punto de que una parte de la deuda venció el pasado diciembre. De Hacienda lograron un calendario aplazado a diez años.

EMálaga. El del club andaluz quizá se el caso más peculiar de entre todos los que se han producido en el fútbol español. La entidad tan solo acumulaba una deuda de 18 millones, pero estaba sometida a una serie de embargos. El máximo accionista antes de la llegada del jeque Al Thani, Fernando Sanz, no pudo seguir respondiendo con su patrimonio y el club se acogió al concurso de acreedores. La mayor parte de la deuda era con Hacienda, un 70%, que perdonó muy poco de lo que se le debía (20%). Para el resto de los acreedores se logró una quita del 50% y el club ha ido haciendo frente de manera periódica a los tres millones de euros que debe abonar cada ejercicio.

Levante. El equipo levantinista se acogió a la ley concursal forzado por sus acreedores, entre ellos varias decenas de exfutbolistas de la plantilla con los que se mantenían impagos. Después de declarar una deuda superior a los 50 millones de euros, en septiembre de 2010 abandonó el concurso tras firmar un convenio por el que se comprometía a abonar cada año una cantidad fija de alrededor de tres millones de euros a los acreedores de la entidad.

EHércules. El conjunto alicantino, con Enrique Ortiz a la cabeza, construyó un proyecto muy ambicioso en su regreso a Primera División que avaló la Generalitat Valenciana. El Gobierno autonómico figura como el máximo accionista del club, pero Ortiz sigue controlando la entidad. La deuda del Hércules asciende a 59 millones de euros, de los que 11 corresponden a Hacienda. El club, tras la firma del convenio, logró una quita del 50%.

Real Murcia. El concurso fue muy doloroso después de su descenso y por la particularidad de que el máximo accionista, Jesús Samper, figuraba como acreedor. En total, el club debía 29 millones de euros y obtuvo de quita el 50%.