El Deportivo sufrió más de la cuenta para auparse de nuevo al liderato a costa de un Alavés flojo y sin recursos, pero que acabó metido de lleno en el partido gracias a un riguroso penalti que le mantuvo vivo hasta el final. Los goles de Juan Carlos, en la primera parte, y Borja Bastón, justo tras el descanso, hacían presagiar una tarde plácida. Incluso olía a goleada. Sin embargo, con el 2-0 el Dépor perdonó demasiado y el tanto visitante cargó de suspense la recta final.

La oportunidad era inmejorable para los blanquiazules. Por la posibilidad de recuperar el liderato, y sobre todo por la de abrir brecha con respecto al tercer clasificado. Ganar era una obligación y Fernando Vázquez decidió arriesgar de salida. Dejó en el banquillo a Rudy, el teórico sustituto del lesionado Arizmendi, y optó por jugar con dos delanteros: Luis y Borja.

El planteamiento valiente se transformó en un dominio incuestionable desde el pitido inicial. El balón fue casi exclusivo del Dépor, que guiado por Culio comenzó a merodear la portería vitoriana desde los primeros compases. Sin ocasiones claras, pero dando sensación de superioridad. El Alavés sufría especialmente por los costados. Por el derecho, Juan Carlos se metió hacia dentro y dejó todo el carril para Laure, quien ganó con frecuencia la línea de fondo para centrar, aunque no siempre con precisión. Por el izquierdo, Luisinho y Culio se asociaron para ganar la espalda a la superada defensa vitoriana.

Un tempranero disparo de Borja Viguera tras una pérdida de Laure fue el único acercamiento peligroso del Alavés en los primeros 45 minutos. El Dépor tampoco es que hiciera un ramillete de ocasiones, pero sí las suficientes como para adelantarse. Una volea de Borja muy desviada fue la antesala del gol. Nació de una gran apertura de Culio, que conectó con Luisinho para que este asistiera a Juan Carlos. El canterano, gris hasta entonces, solo tuvo que empujar el balón para firmar el 1-0. Merecido premio para el Deportivo, más equipo y con más recursos que su rival. Recursos como los que le sobran a Culio, capaz siempre de sacar algo positivo en cada jugada. El Dépor jugó en ataque al ritmo que marcó el argentino, aplicado igualmente en las tareas defensivas. Colaboró a que el equipo coruñés apenas sufriera para mantener imbatida su portería hasta el descanso. Una jornada más, los futbolistas blanquiazules demostraron su carácter solidario. Pueden jugar mejor o peor, pero siempre se vacían por el equipo. Quien no lo haga, no tiene sitio. Así de claro lo tiene Fernando Vázquez. Él y sus pupilos, conscientes de que la clave del éxito está siendo el rigor defensivo. Sigue faltando pólvora arriba pero la solidez es lo que le está permitiendo al Dépor mirar hacia sus rivales desde lo más alto de la tabla.

Pudo irse al descanso con una ventaja más amplia si Juan Carlos llega a acertar en su mano a mano ante Goitia. Optó por la finalización más plástica, una sutil vaselina que no encontró portería por poco. El segundo gol hubiera sido un justo premio al dominio rotundo del Deportivo, que dio la sensación de tener el partido en su mano. Con el 1-0 faltaba comprobar cuál iba a ser la propuesta del Alavés tras el descanso.

En realidad ni siquiera dio tiempo, porque nada más comenzar el segundo acto llegó el 2-0. Preciso pase al espacio de Juan Domínguez y remate impecable de Borja Bastón. Doble gran noticia para el Deportivo, que ponía el partido todavía más de cara y de paso recuperaba de golpe al delantero centro madrileño. Le hacía falta marcar y su tanto de ayer, el sexto en su cuenta, le sirve para recuperar parte de la confianza perdida en el último mes de competición.

El Alavés, sin la más mínima respuesta tras el 2-0, se limitó a seguir defendiendo para no encajar más tantos. Perdonó el Deportivo varias ocasiones claras para conseguir un triunfo más holgado, incluso para golear. Luis remató fuera en inmejorable posición poco antes de que Borja acariciara el segundo en su cuenta particular.

Los vitorianos siguieron a lo suyo, haciendo muchas faltas y demostrando por qué están en puestos de descenso. Poco fútbol y mucha dureza. Ni rastro de esperanza hasta que de pronto se metieron de lleno en el partido gracias a un discutido penalti de Culio. Borja Viguera no perdonó desde los once metros (m.68) y el camino de rosas que tenía por delante el Deportivo se convirtió de pronto en un auténtico vía crucis. El Alavés se vino arriba y Jarosik, de cabeza, obligó a Lux a sacarse una de esas manos salvadoras que suman puntos.

El cambio en el panorama fue radical. El Alavés pasó de dominado, a claro dominador. Vázquez echó mano de Kaká y sacrificó un punta para plantar una línea de cinco atrás. Más centímetros para defender los balones colgados del rival, prácticamente su único recurso para llegar al área. Así cargó en la recta final. Nerviosismo y suspense. El Dépor acabó encerrado, casi pidiendo la hora. Sufriendo, pero líder.