Sus lágrimas cuando se retiraba a los vestuarios acompañado de las asistencias demostraron que su caída después de desequilibrarse tras una salida por alto era algo más que un mal apoyo. La imagen de la rodilla izquierda de Germán Lux doblándose hacia adentro más allá de lo recomendable estremeció a los aficionados e hizo pensar lo peor a su técnico, Fernando Vázquez, que ayer imploraba para que la lesión del portero argentino no fuera todo lo grave que aparentaba por los sollozos del jugador.

El entrenador deportivista, sin embargo, tendrá que esperar a que a su guardameta se le practiquen las pruebas necesarias para conocer el alcance real del percance que le obligó a abandonar en la primera mitad el partido contra el Córdoba. Una primera exploración reveló que el portero sufría un "entorse" en la rodilla, tal y como indicó el club a través de las redes sociales. Las pruebas de los próximos días serán las que ofrezcan el diagnóstico definitivo y las que confirmen si el portero argentino tan solo experimentó ayer una torcedura.

Una lesión de gravedad daría al traste con el propósito que se marcó el guardameta este verano, cuando desoyó la tormenta que afectaba al club en esos momentos y decidió renovar por el conjunto blanquiazul descartando ofertas más estables para demostrarse a sí mismo que podía jugar regularmente en Europa. "Mi reto es jugar un año en la Liga española, ojalá que se dé porque hasta ahora nunca he podido", manifestó el día de su presentación.

El reto está ahora en el alambre mientras no se resuelva el suspense que envuelve su desgraciada acción de ayer en el Nuevo Arcángel. En el caso de que se ratifiquen los peores pronósticos y el vaticinio del técnico se cumpla -"tiene mala pinta", dijo-, el club tendría que replantearse sus incorporaciones en el mercado de invierno. El cuarto refuerzo pasaría así de opcional a obligatorio para apuntalar una portería que bajo la responsabilidad de Germán Lux se convirtió en uno de los baluartes sobre los que los deportivistas sostuvieron su solidez defensiva. Decisivo en determinados encuentros -en Ponferrada su actuación fue determinante para la victoria-, el argentino ha logrado convertirse en el portero menos goleado de la categoría y una de las principales referencias del vestuario. Sus lágrimas ayer, sin embargo, hicieron temblar todos los estamentos del club.

Durante el primer tiempo, el Deportivo estuvo en su línea: en los primeros 20 minutos replegó a su campo, con muchos jugadores por detrás del balón, mezclando futbolistas que retrasan sus posiciones de partida con los que marcan a los contrarios que traspasan la línea de centro. A partir de ese minuto, el Deportivo adelantó líneas, subió la presión y tuvo más presencia y llegada con alguna oportunidad desde fuera del área, pero sin eficacia. Hubo alternancia en la posesión y los porteros no tuvieron trabajo, lo que significa que no hubo ocasiones. En el segundo tiempo, Juan Domínguez retrasó un poco su posición. Para mí fue fundamental. El Deportivo fue a por el partido casi desde el principio. Tuvo más posesión, siguió con su seriedad defensiva y jugó con mucha amplitud en ataque y defensa con varias llegadas por banda izquierda y tapando los costados del rival. En resumen: tuvo mas llegada, combinando bien colectivamente y con más tiro, lo que se tradujo en ocasiones. Hizo un gran segundo tiempo, hay destacar el trabajo colectivo.

Fernando Vázquez, con buen criterio, y para no perder la capacidad ofensiva de la banda izquierda, mantuvo a Luisinho de mediapunta. El partido del portugués fue perfecto en todos los sentidos: ayudó en defensa y creó casi todo el peligro en ataque del Dépor.

A destacar una vez más fuera de casa la seriedad defensiva del equipo, pero seguimos sin sacar rendimiento a la estrategia en los córners.