Con la boca pequeña todos rebajan la importancia de un partido al que le sobran ingredientes para ser considerado el más atractivo en lo que va de temporada. Se enfrentan dos clubes históricos, de los que dan lustre a una categoría este año algo desteñida, dos equipos que aspiran a lo máximo al final del curso, enfrentados por una rivalidad reciente y en un estadio que presentará un aspecto acorde a lo que se pondrá en juego sobre el césped.

Deportivo y Sporting comparecerán en Riazor (12.00 horas) separados tan solo por un punto en la clasificación y con los deportivistas obligados a corregir el tropiezo de la semana pasada en La Nueva Condomina que los descabalgó del liderato. Con permiso del sorprendente Eibar, será un partido en las alturas y con el aliciente no solo de conseguir tres puntos, sino de asestar un pequeño golpe anímico al rival ahora que se avecina el tramo decisivo del campeonato.

Los coruñeses abrirían un pequeño hueco con los sportinguistas, a los que Fernando Vázquez siempre ha colocado como principales contrincantes en la pelea por el ascenso, y reforzarían sus aspiraciones con una victoria de postín. Para ello, el técnico deportivista recuperará a Juan Domínguez después de su ausencia en Murcia por sanción. Entre él y Bryan Rabello tendrán la responsabilidad de hilvanar el juego deportivista y corregir las lagunas mostradas la jornada pasada.

El interés lo pondrá comprobar de qué manera se resuelve un duelo entre dos equipos completamente antagónicos sobre el papel. Uno presume de su invulnerabilidad defensiva, acciones a balón parado aparte, y el otro de su contundencia en ataque. El que logre imponerse se llevará seis puntos.