Claudio Barragán (Manises-Valencia, 1964) vuelve a Riazor para sentarse en el banquillo visitante como entrenador de la Ponferradina, el rival del Deportivo el sábado en Riazor (18.15 horas). Uno de los iconos del deportivismo en la década de los noventa, cuando nació el Superdépor, realizará su segunda visita como técnico rival al campo en el que vivió su mejor época como futbolista -ganó una Copa y se convirtió en internacional- y a la ciudad en la que nació su hija mayor. "Volver siempre es especial. Al Deportivo y a su afición siempre los voy a llevar en mi corazón", asegura. Pese a ello viene para ganar, es su obligación, y además su equipo lo necesita. Aunque sabe que será "complicado" porque el cuadro coruñés "está en su mejor momento" e incluso lo ve ya en Primera División. "Sí, sí, sí", asevera.

-El sábado le toca Riazor, a donde vino ya como entrenador del Elche, y las sensaciones serán bastante especiales. ¿O no?

-Hombre... Es evidente que yo al Deportivo y a la afición siempre los voy a tener siempre en el corazón por como me han tratado. Ir ahí como futbolista y como entrenador del Elche y que coreen tu nombre, pues? ufff. Es significativo. Algo habré hecho bien cuando estuve ahí. La afición es muy fiel y el jugador que lo da todo por el equipo siempre tiene su reconocimiento y eso es lo que me pasó mí.

-Transcurrieron 20 años desde que usted andaba de corto por este campo.

-Sí. Ya 20 años. Pero hay cosas que no se olvidan.

-¿Y cómo llegan ustedes a este partido?

-Es indudable que fuera de casa nos está costando muchísimo, ahí están los números que lo dicen todo. No hemos sacado los puntos que hemos merecido, pero bueno. Sabemos que el sábado nos vamos a enfrentar a un rival que está en su mejor momento y que va a ser un partido bastante complicado.

-Van a coger al Deportivo subido a la ola buena. Además de ser un equipo serio, ahora arriba tiene más calidad.

-Es un equipo muy ordenado, fuerte defensivamente y si le añadimos los refuerzos que ha conseguido en el mercado de invierno... Era lo que le faltaba para estar como está ahora mismo.

-De todas formas en Riazor dejó escapar bastantes puntos, aunque en el último encuentro, ante el Recreativo, haya ganado con autoridad.

-Hay que tener en cuenta que los futbolistas nuevos necesitaron adaptación , por eso ahora, una vez la consiguieron, tiene más argumentos que en la primera vuelta.

-¿Qué Deportivo cree que les espera? ¿El mismo que ganó los dos últimos partidos?

-Llevan dos partidos jugando así y les fue bien y cuando las cosas van bien es difícil que un entrenador cambie. Ahora tiene más movilidad y quizá las posesiones son un poco más largas. Ha mejorado bastante. Si nosotros no somos un equipo incómodo y atrevido, vamos a tener pocas posibilidades.

-Mejoró arriba y mantiene la solidez atrás, de hecho no encajó en las tres últimas jornadas.

-Por eso lo digo. Es un equipo difícil de batir. Tenemos que dar lo mejor de nosotros y una efectividad que alcance el cien por cien.

-Antes hablaba de la afición deportivista. No la olvida.

-La afición del Dépor es increíble. Veo todos los partidos y es increíble. Todo el encuentro animando, incluso sin jugar bien y eso hace que los jugadores adquieran confianza para ganar los partidos.

-¿Supone un extra para el futbolista local?

-Por supuesto. El apoyo de tu afición es fundamental. A nosotros también nos pasa porque la nuestra está con nosotros y sacamos los partidos de casa. Para mí, la afición del Dépor es la que más comprometida está con su equipo.

-¿Y para el adversario? ¿También lo estimula jugar en Riazor con este ambiente?

-Ver un campo con 25.000 aficionados, si no te motiva es mejor que nos vayamos todos a la obra.

-Por A Coruña se da por hecho el ascenso. ¿Usted también cree que está asegurado?

-Sí, sí, sí. Muy mal se le tendría que dar para no conseguirlo. Es un equipo muy sólido y en cuanto a juego ha mejorado bastante en lo que le faltaba.

-Según las cuentas de Vázquez, con 70 puntos podrían llegarle.

-No lo sé, no soy tan atrevido como Fernando en ese sentido. Hay que seguir con humildad hasta el final. Teniendo fe en el trabajo, seguramente lo van a conseguir.