El motivo bien merecía las consecuencias que suelen conllevar las celebraciones que vivió el deportivismo el sábado después de consumar su regreso a Primera División. Los jugadores liberaron de golpe toda la ansiedad acumulada durante las últimas semanas cuando veían que el objetivo se le resistía a pesar de que lo tenían al alcance de la mano y soltaron también la presión que resistieron desde que arrancó la temporada. Fue como si la plantilla se zafase de la pesada losa con la que han cargado desde el mes de julio, tal y como reconocieron nada más acabar el partido Álex Bergantiños y Germán Lux, todavía empapados en el cava con el que se bañó el ascenso.

"Este año ha sido de mayor responsabilidad para mí por ser uno de los capitanes", recordaba Álex. Todos los obstáculos que ha tenido que afrontar el equipo desde el mes de julio, con el club en una situación tan delicada que se desconocía incluso si podría competir, terminaron aflorando en esa celebración. "Ha sido un año muy duro, con muchos cambios. Esto es como una liberación", reconocía el centrocampista. "Hace dos años había una alegría cada domingo porque se ganaban los partidos y se sufría menos, pero esto tiene un mérito impresionante", subrayaba sobre el ascenso.

La afición y la ciudad terminaron sumándose a esa explosión de alegría que se vivió en el estadio y posteriormente en la plaza de Cuatro Caminos, epicentros de la celebración con la que el deportivismo celebró el retorno a la máxima categoría del fútbol español. "Liberamos esa tensión y esa ansiedad que teníamos nosotros, pero también la ciudad y la gente porque estuvimos a punto de cerrarlo muchas veces y se nos hizo muy cuesta arriba", admitió Germán Lux.

Los seguidores blanquiazules se volvieron partícipes de esa liberación que mencionaron los jugadores y que tuvo su epílogo en una masiva celebración en la fuente de Cuatro Caminos. Después cada uno siguió la fiesta por su lado: los jugadores alargaron la noche en el Playa Club y en un conocido local nocturno de la ciudad y los aficionados extendieron los festejos por toda A Coruña.

Por delante quedan los compromisos con los patrocinadores y la celebración institucional prevista para esta tarde, pero lo que realmente desató al deportivismo fue la explosión de júbilo con la que unos y otros, equipo y afición, se liberaron de un año complicado en el que estuvo incluso en juego la propia continuidad de la institución blanquiazul.

"El grupo fue humilde y trabajador", resumió el sábado Lux como recordatorio de todo lo que atravesó la plantilla desde el mes de julio hasta el desenlace posterior al partido contra el Jaén. El técnico, Fernando Vázquez, también destacó esta cualidad del vestuario como indispensable para que se mantuviera la unión con su afición.

Ambos, el equipo y sus seguidores, demostraron esa comunión en una celebración conjunta que puso el broche final a una temporada que arrancó con incertidumbre, dudas e incógnitas, pero que termina con la resaca más dulce para todos los deportivistas.