Hace quince días, el pasado 15 de agosto, Víctor Fernández esperaba disponer a sus órdenes de los refuerzos que reclamaba: dos centrales y un delantero centro. En esa fecha estaba convencido de que la incorporación de Zuculini era un hecho. El jugador falló a su palabra. Una semana después -22 de agosto- era la previa del estreno en la Liga 2014-15 y estaba en la misma situación que siete días antes. El equipo se estrenó en Granada con los mismos futbolistas que jugaron el Teresa Herrera más Medunjanin. Hoy, en la antevíspera del estreno en Riazor en partido oficial, el entrenador blanquiazul sigue con los mismos mimbres que en la jornada anterior. Sin una sola cara nueva. La única diferencia es que puede disponer de Manuel Pablo, ya recuperado de su lesión.

El entrenador deportivista cuenta con diecisiete futbolistas a pesar de que tiene a sus órdenes a 21. Dos siguen lesionados -Salomão y Lucas- y otros dos están a punto de salir cedidos -Seoane y Juan Carlos-; de hecho, estos dos en la primera jornada quedaron excluidos de la lista de convocados, que completaron Iago y Remeseiro. Ahora, Víctor necesitará solo a uno para el encuentro del domingo ante el Rayo. Por lo menos por número. A menos que hoy llegue uno de los ansiados centrales y lo vea, en el entrenamiento de mañana, que es el que le quedará, en condiciones de participar en un partido de alta competición.

El técnico blanquiazul parece tranquilo. Trabaja con lo que tiene y es conocedor de lo que se maneja en los fogones e intenta conseguir el club, aunque el tiempo se va agotando poco a poco, ya que en la medianoche del lunes se cerrará el plazo de inscripción. Una situación que genera cierta inquietud entre la masa social blanquiazul. Esa tranquilidad que parece mostrar Víctor también la demuestran algunos futbolistas, como hizo ayer Juan Domínguez, aunque reconoce que entiende a los seguidores. "Nosotros lo llevamos con un poco más de calma que en el exterior", dijo." Es normal que la gente esté impaciente por las posiciones en las que andamos justos, pero nosotros estamos acostumbrados a que se fiche en los últimos momentos porque es cuando más opciones hay de que vengan jugadores a los que se les acaban las opciones", comentó, para añadir que está convencido de que los refuerzos "van a venir".

El presidente Tino Fernández ya había advertido en junio que un central y el delantero, los puestos más específicos que buscaban cubrir, serían los últimos en llegar. "El mercado marca los tiempos", había dicho entonces el máximo dirigente del club coruñés. Y así lo tuvo que aceptar Víctor Fernández, que está al tanto de cada movimiento que se hace desde la secretaría técnica y desde los despachos para cerrar los "necesarios" refuerzos. Esa idea, la de que los dos principales fichajes llegasen a última hora, caló en los seguidores. Pero esperaban que a estas alturas el equipo no estuviese tan "desnudo". La llegada de un central es imperiosa. Lo reconocía incluso Lopo en la rueda de prensa del pasado miércoles. "Está claro que tienen que venir centrales porque estamos solo dos. Eso también será un alivio para nosotros, porque al estar dos solos, pasa cualquier cosa y te quedas en cuadro". Y pasó. Pablo Insua es duda todavía para el partido del domingo y solo queda el recurso de Álex para el centro de la zaga.

A estas alturas de la semana, y con solo dos días hábiles -hoy y el lunes- los dirigentes apuran las conversaciones para dotar al equipo de las incorporaciones que necesita para afrontar una exigente temporada en la que necesita asentarse en la máxima categoría. Después de casi dos semanas ni Mitroglou está aquí, ni Ramis, ni Sereno, por citar los nombres que más se comentaron durante todo este tiempo. Nombres de futbolistas con los que negociaron, según fuentes del propio Deportivo. Estas fuentes aseguran que los técnicos apuntan alto, dentro de la disponibilidad económica de la entidad, pero en algunos casos no parece suficiente para cerrar las incorporaciones. Para traer a Mitroglou, que cobra más de dos millones de euros, el club tiene un millón de euros. Al margen está lo que pretenda el Fulham, propietario de los derechos del delantero griego y que hace un año pagó 12 millones al Olympiakos. Según la prensa inglesa le pidió al conjunto heleno 2,5 millones por un año de cesión. El dinero y las elevadas exigencias tienen que ser la causa del retraso.