La competición no espera por nadie, ni siquiera por los equipos que aún están verdes como el Deportivo. Debuta en Riazor ante el Rayo Vallecano con el objetivo de lograr un triunfo con el que subir sus niveles de confianza y de paso empezar a hacerse fuerte en su propio estadio, justo donde más patinó la pasada temporada. La llave de la permanencia está precisamente en casa, donde los equipos modestos como el coruñés deben llenar su zurrón de puntos. Perder fuera, aunque sea en Granada, puede ser hasta comprensible para una escuadra como la de Víctor Fernández, con importantes carencias y todavía plena fase de acoplamiento; pero ceder en casa a las primeras de cambio ante otro rival directo como el Rayo alteraría el rumbo previsto y aumentaría todavía más el nerviosismo entre la afición, deseosa de ver la plantilla cerrada de una vez por todas. El Dépor no se puede permitir un nuevo resbalón, el segundo consecutivo, ante otro equipo de su misma liga. Son puntos que a la larga se echarán de menos. Imprescindible sumar de tres en tres desde ya para no sobrecargarse de presión en las siguientes jornadas, y más teniendo en cuenta que ahora viene un parón.

Hay mucho en juego, aunque solo sea la segunda jornada, y el Deportivo saldrá a por el partido de forma descarada, igual que suele hacer el conjunto de Paco Jémez. Dos equipos teóricamente valientes que buscarán el intercambio de golpes. Para frenar los del Rayo Víctor podrá contar finalmente con Pablo Insua, lo suficientemente recuperado de su esguince de tobillo como para competir. No está al cien por cien, pero por lo menos podrá arrimar el hombro para darle más empaque a la defensa. Un alivio para el técnico, que medita confiar desde el inicio en Haris Medunjanin y optar por un 4-3-3. El resto del equipo será un calco del que formó el pasado fin de semana en el Nuevo Los Cármenes, con José Rodríguez en la sala de máquinas para equilibrar el centro del campo tanto en la fase ofensiva como en la defensiva. Volverá a contar con la ayuda de Juan Domínguez y, posiblemente, del bosnio Medunjanin, un auténtico lujo para los golpeos a balón parado.

Muy atento a esas acciones de estrategia deberá estar el equipo coruñés, que cayó en Granada por un error colectivo a la salida de una falta lejana. Son detalles que marcan la diferencia, para bien o para mal, y que pueden acabar decidiendo el objetivo final de toda la temporada. Durante la semana Víctor hizo las correcciones oportunas con la esperanza de que no se repitan esos desajustes. Enfrente, el Rayo de Paco Jémez, con el sello inconfundible del exdeportivista. Todo el protagonismo para el balón, parecido a lo que persigue Víctor. Es un rival imprevisible, capaz de frenar a todo un campeón -se estrenó con empate sin goles ante el Atlético- pero que suele venirse abajo con facilidad cuando el marcador no le acompaña. Llega sin Jonathan Pereira, pero con el exblanquiazul Zé Castro. El portugués será la sombra de Toché, el único delantero centro que, de momento, Víctor tiene a sus órdenes. Paco, en cambio, tiene más para elegir pese a que no estará el gallego Pereira. Apostará de inicio por Leo Baptistao y se reservará a Manucho. Mucha pólvora en el campo y en el banquillo, de la que por ahora escasea en Riazor.