El Deportivo llegará a Balaídos a dos puntos del Celta, que ha tenido un arranque ilusionante tras conseguir una victoria y tres empates. Los blanquiazules llegan en peor situación que sus eternos rivales, no solo por la goleada que le infligió el Madrid el pasado sábado en Riazor, sino porque son un equipo que todavía se está construyendo, con doce incorporaciones en el mercado de verano, y que todavía no ha podido contar con todos sus jugadores a causa de las lesiones. Los celestes tienen la ventaja de que el bloque está hecho desde hace dos o tres años por lo que Berizzo apenas ha tenido que realizar cambios drásticos para obtener el rendimiento que desea de sus hombres. Un derbi que parece desigual, aunque la historia se encarga de demostrar que estos son partidos únicos. Y esa historia de momento la domina el color blanquiazul.

La última jornada, en la que ambos equipos jugaron el sábado, dejó al Deportivo tocado y al Celta al alza tras empatar en el Vicente Calderón contra el Atlético de Madrid, vigente campeón de Liga. Sin embargo, en estos partidos la historia, incluso la más reciente, sirve de muy poco. Hay ejemplos a lo largo de los clásicos del fútbol gallego. Más allá de los inmediatos, en la memoria del deportivismo todavía permanece fresco el recuerdo de aquellos duelos en Primera y en la Copa del Rey a finales de los noventa y a principios del siglo actual. Los goles del Turu Flores en Balaídos y en Riazor que eliminaron a los vigueses del torneo del KO en un emparejamiento en el que eran netos favoritos, sobre todo por las numerosas bajas de los blanquiazules.

Los partidos en los que Djalminha intentaba contrarrestar la teórica superioridad de los olívicos con todo tipo de estratagemas futbolísticas y otras que no lo eran tanto con el fin de sacar del partido a Mostovoi. El paseo de los coruñeses en Balaídos con aquel 0-5 de hace algo más de diez años. Son marcadores inusuales en la mayoría de las veces, porque además de intensidad se suelen disputar con mucha pasión. La gran enemiga de la razón. Es decir, mucho corazón y, por momentos, muy poca cabeza. Es lo que en las vísperas se intenta imponer desde los dos equipos. Hay futbolistas que son comedidos en sus comentarios y otros, quizá los sudamericanos, no tanto. Álex fue ayer cauto en AbegondoÁlex ; Nolito, también en A Madroa. El que puso algo más de picante, sin resultar excesivo, fue Hernández. El chileno habló de "machacar" al rival, si puedenHernández. Forma parte de estos encuentros, aunque apenas habrá tiempo para ambientar este por la inmediatez entre las jornadas cuarta y quinta.

Mientras en Vigo se habla de esa teórica superioridad, en A Coruña se acude a las estadísticas para recordar que en Primera División los números hablan a favor del Deportivo, con 25 victorias, por 23 derrotas y 17 empates. En el caso de los enfrentamientos en Balaídos, los blanquiazules ganaron en ocho de las 32 visitas y empataron en diez. Salieron derrotados en 14. Números de casi un siglo de enfrentamientos, de una rivalidad que se genera ya desde niños. Mayor trascendencia tiene lo que hacen los mayores, que son los equipos representativos, pero cualquier resultado positivo entre la base también sirve para animar o meter puyas. Como la clara victoria de ayer de los juveniles de División de Honor en el partido Deportivo-Celta de esta categoría. Ganaron los futbolistas de José Ramón por 3-1. Se puede decir que los juveniles le mostraron el camino a sus mayores.

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