El Deportivo sabía que solo tres días después de recibir al Madrid en Riazor tendría que visitar Balaídos para el primer derbi de la temporada. Sabía que tendría que afrontar dos partidos de la máxima exigencia en un espacio de tiempo mínimo. Lo que no sabía ni tampoco posiblemente preveía era que viajaría a Vigo con ocho goles a la espalda. La dolorosa goleada frente a los blancos condiciona el regreso del derbi después de un año de paréntesis y está por ver si a los de Víctor Fernández le ha dado tiempo de cicatrizar las heridas de la abultada derrota del sábado.

El reencuentro entre ambos llega con ambos separados por dos puntos en la clasificación, aunque con unas sensaciones favorables para los de Berizzo, que elude sin embargo el favoritismo que le otorgan. El Celta es un equipo con el aroma del que construyó la temporada pasada Luis Enrique, matizado con el plus de intensidad y agresividad que le ha otorgado el argentino. El Deportivo, en cambio, es un equipo todavía en construcción, aún con un aire de provisionalidad mientras su técnico, Víctor Fernández, termina de definir la filosofía de juego blanquiazul.

Las incógnitas sobre cómo se desplegará el equipo esta noche en Balaídos se acrecientan tras lo ocurrido el sábado contra el Madrid, donde a pesar de lo abultado del marcador final los deportivistas dejaron buenas sensaciones en algunos tramos del encuentro. Víctor Fernández podría regresar al 4-3-3 después de dos partidos consecutivos con doble pivote. Ante el Eibar la fórmula funcionó y el equipo ganó vuelo por los costados, pero ante el Madrid el equipo perdió consistencia en el centro del campo. Precisamente para frenar la particular forma de armarse de los vigueses, el entrenador deportivista podría optar por poblar el centro del campo y contrarrestar la presión adelantada de los de Berizzo con el propósito de aprovechar la velocidad de Cuenca y Fariña arriba.

Resistir el acelerado arranque con el que suelen comenzar los partidos los celestes será una de las claves del partido para los de Víctor Fernández, que de arrancar un resultado positivo de Balaídos dejarían atrás lo ocurrido contra el Madrid y al mismo tiempo lograrían la suficiente autoestima como para afrontar los próximos compromisos. En años anteriores, el partido ante el Celta ya sirvió de revulsivo para el equipo, que encontró ante el eterno rival el empujón que necesitaba para afrontar metas más importantes.