Pasan las jornadas y Hélder Postiga sigue sin estrenar su cuenta goleadora. Eso comienza a incomodarle, hasta tal punto que por momentos sucumbe a la desesperación y se entrega a los aspavientos hacia sus compañeros. A cada mala entrega, cada desmarque no visto o cada jugada de ataque mal resuelta, el portugués se vuelve irascible y lo recrimina visiblemente. La frustración del delantero deriva en otras ocasiones hacia la súplica, incapaz de materializar las ocasiones de las que dispone por partido.

Ante el Madrid pasó desapercibido y en Vigo tampoco consiguió llevar peligro al área contraria. Ayer tenía una nueva oportunidad, pero sus gestos delataron el nerviosismo propio de quien se encuentra fuera de lugar. Al portugués lo delató la jugada en la que reaccionó tarde cuando un defensa del Almería cedió mal la pelota a su portero.

Esa fue la mejor ocasión de la que disfrutó Postiga ayer, si se exceptúa un remate de cabeza que el guardameta visitante rechazó sobre la línea, y ni siquiera nació de un compañero. Eso es sintomático de la situación que vive el portugués y por extensión cualquier jugador de la plantilla que ocupe esa posición en el campo. Sea Postiga, Toché o incluso Cavaleiro quien ocupe ese puesto, el Deportivo no genera ocasiones. A pesar de ello, consiguió anotar en los cinco partidos anteriores, pero la racha se rompió ayer, precisamente en el encuentro en el que el equipo consiguió fabricar más oportunidades.

Eso lo hace pese a la tendencia natural del equipo a partirse por la mitad. Por delante del balón el Deportivo llega a acumular en ocasiones hasta cuatro jugadores que después se desentienden de las tareas defensivas. En ese desequilibrio no logra armarse en defensa ni tampoco llegar con claridad al área contraria. El que más padece esto último es el delantero, en este caso Hélder Postiga, que ayer terminó vencido por la frustración y también lesionado. Las pruebas médicas que se le practicarán hoy desvelarán el alcance de las molestias en los isquiotibiales con los que disputó ayer el tramo final del encuentro, ya sin posibilidad para el Deportivo de que fuera sustituido por otro compañero.