En apenas una semana el Deportivo ha pasado de la excelencia a la vulgaridad. Del equipo que pudo verse frente al Valencia no hubo ni rastro contra el Espanyol. La versión de los blanquiazules estuvo más cerca a la que sucumbió con estrépito en Sevilla que a la del equipo que arrolló a los valencianistas en Riazor. El empate, sin embargo, adquiere valor precisamente por cómo se desarrollaron los acontecimientos en Cornellá y por el reguero de ocasiones que desaprovecharon los españolistas.

EOtra vez un Dépor gris. El partido se presentaba como la primera oportunidad para comprobar hasta qué punto los de Víctor Fernández habían mudado de piel después del triunfo ante el Valencia. No hubo ni rastro del equipo que se pudo ver en Riazor siete días antes y más bien los coruñeses recordaron al conjunto limitado de recursos que se había visto en el comienzo del campeonato. Sin oportunidades ni juego, el Deportivo quedó a expensas del acierto de los rivales y de la inspiración de su portero.

EFabricio se reivindica. Víctor Fernández llevaba rumiando el cambio en la portería desde antes de que se materializase frente al Valencia. La jornada pasada Fabricio apenas tuvo trabajo, pero ante el Espanyol el domingo pasó su particular examen. Sus intervenciones permitieron al equipo arañar un empate y le otorgaron la legitimidad suficiente para encarar los siguientes partidos. "Los compañeros nos felicitamos mutuamente. Sin ellos no podía pasarlo tan bien como lo paso, disfrutar en el terreno de juego como lo disfruto. Forman parte de mi felicidad. Estar en esta casa, en este club es de lo mejor que me ha podido pasar y esto es una piña, estoy muy contento", indicó ayer el portero al regreso del equipo de Barcelona.

EHuérfanos de Lucas. La lesión del coruñés al cuarto de hora dejó a los blanquiazules sin una de sus referencias. Juanfran Moreno señaló que su influencia es tal que el equipo funciona de una manera con él y de otra cuando no está. Ante el Espanyol sí falto mordiente y alternativas en el ataque para incomodar al rival, justo lo que había mostrado en su estreno el delantero deportivista.

EUn equipo en busca de su personalidad. Entre los deberes del entrenador todavía se encuentra la necesidad de dotar al equipo de una personalidad reconocible. El Deportivo transita entre la indefinición y las urgencias como catalizadoras de sus planteamientos. La necesidad de un buen resultado le empujó contra el Valencia, pero esa motivación pareció esfumarse de golpe el domingo.