El horario Champions chocaba con un ambiente previo más cercano a un encuentro de Copa de los años 80 que a un partido de la importancia de este. Al mismo tiempo, la lluvia parecía presagio de lo que podía pasar. El Getafe planteó un partido para maniatar y desactivar todo el juego de combinación del Dépor y lo hizo a la perfección: desde el 1-4-2-3-1 previsto, con Juan Rodríguez incrustado entre los centrales en los balones largos y volviéndose 1-4-4-2 para dar todo tipo de ayudas defensivas a lo ancho y a lo largo del campo, sólo Luisinho, en algún momento del primer tiempo, fue capaz de superar alguna línea con cierto criterio. A medida que pasaban los minutos el Geta, que partía de defender en posición de plegado en 25 metros con las líneas muy juntas, se empezó a encontrar a gusto y aunque preveía que tendría poco el balón, se empezó a estirar de forma muy simple y lanzó varios avisos en forma de córners. Hasta el minuto 35 cuando Fariña, se vio defendiendo una jugada al borde del área propia en algo que no sabe hacer -ni se le debe pedir- y a más de setenta metros de su hábitat natural, y con la mala fortuna de que el disparo de Yoda después de dar en el poste diese en la espalda de Fabricio suponiendo el 0-1. Mientras, el Dépor haciéndolo todo mal: mucha distancia entre las líneas, nulo juego interior, escasa movilidad sin balón y muy poco rendimiento en fase defensiva, sin contar las más que dudosas posiciones de Juan Domínguez y de Fariña dentro de la organización del equipo. En el descanso, cambios de futbolistas y posiciones para mejorar el desaguisado pero en la primera jugada, antes de cumplirse el minuto uno del segundo tiempo, pared fácil en la banda de Juanfran entre Sarabia y Freddy, éste gana la línea de fondo en una jugada clásica y Lafita empuja el segundo. Desde ese momento, parece que se acaba el partido. El último cambio del Dépor hace jugar casi con un 1-4-3-3 por lo que se convierte en un corre-calles y el equipo madrileño perdona una goleada por sus errores y por las buenas intervenciones de Fabricio. A partir de ahí, el equipo coruñés empieza a llegar a la portería contraria más por arreones que por un juego organizado y consigue acortar distancias en una buena jugada de Toché con Postiga: falsa alarma, porque es demasiado tarde y aún más grave, hace que la afición incansable de los Blues acabe cantando eso de "Échale huevos, Dépor...". Cuando lo dicen ellos que no son dudosos de caer en el desánimo si no de todo lo contrario...muy mala señal. Lo dicho: salió Cruz.