Riazor acoge esta noche una cita a ciegas entre dos equipos necesitados y sin demasiadas referencias el uno del otro. La Real Sociedad estrena técnico, David Moyes, y el Deportivo, nuevo esquema siempre y cuando Víctor Fernández cumpla lo ensayado durante la semana y forme con cinco atrás. Novedades importantes en los dos equipos, que llegan a este duelo al borde del descenso y con los mismos puntos, nueve.

Todo lo que no sea vencer sería un nuevo paso atrás para el conjunto blanquiazul, que solo ha ganado dos partidos, contra Eibar y Valencia, ambos tras sendos parones. El tercer paréntesis liguero le sirvió a Víctor para recuperar a dos de sus lesionados -Insua y Toché- y para repescar a Hélder Postiga, sorprendentemente indultado por el Comité de Apelación. El concurso del portugués, que será titular, matiza la idea inicial que tenía el técnico. Con él pierde movilidad y velocidad en ataque, pero gana juego de espaldas, posesión y, sobre todo, una referencia clara para el remate.

Al margen de cuál sea el sistema, el Deportivo tiene la obligación de sacar el partido adelante, con fútbol y también con intensidad, como hizo frente al Valencia. Sumar los tres puntos es la única manera de cuadrar las cuentas antes de visitar el Vicente Calderón, donde sumar en el campo del vigente campeón resultará casi una misión imposible para el Dépor. Hoy, en cambio, puede y debe reencontrarse con el triunfo para no volver a los puestos de condena. De ellos trata de alejarse también la Real, un equipo de lujo pese a su decepcionante inicio de campeonato. Para eso llega Moyes, para despertar a ese "grande dormido" que, según Víctor, es el conjunto donostiarra. Tiene mimbres para instalarse pronto en una zona mucho más cómoda, sobre todo de medio campo hacia arriba, con jugadores tan desequilibrantes como Granero, Canales, Chory Castro, Vela o Agirretxe.

Bastante más limitado en ataque está el técnico deportivista pese a las altas de Postiga y Toché. Faltan Lucas y Fariña, más Salomão, aún demasiado verde para entrar en su primera convocatoria de la temporada. Tendrá que esperar para reencontrarse con la afición deportivista, que le está dando al equipo mucho más de lo que está recibiendo. El último episodio en Riazor, ante el Getafe, fue de nuevo decepcionante y convirtió en flor de un día el subidón ante el Valencia. Al Dépor le falta regularidad y debe encontrarla ya porque, sin ella, es casi imposible que se salve.