Hasta diez años atrás tendrán que remontarse los coordinadores de seguridad de la policía a la hora de buscar "antecedentes remotos de violencia o altercados" entre aficiones para elaborar los informes previos a cada partido. Es otra de las consecuencias de la trágica muerte del seguidor del Deportivo Francisco Javier Romero Taboada Jimmy el pasado 30 de noviembre en una batalla campal entre ultras blanquiazules y del Atlético de Madrid a orillas del río Manzanares. El Ministerio del Interior publica un nuevo protocolo de actuación para las fuerzas de seguridad en el que se incluyen más medidas para prevenir la violencia en el deporte. La principal novedad es que pone por escrito, especifica y delimita los criterios a tener en cuenta para montar los dispositivos de prevención previos a los partidos con el fin de que no se vuelvan a repetir las dantescas escenas vividas en los alrededores del Vicente Calderón.

El Protocolo de actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad para los delitos de odio y conductas que vulneren las normas legales sobre discriminación, incluido en la instrucción 16/2014 del Ministerio del Interior, tiene un apartado específico sobre Violencia en el deporte. "Ante la celebración de un espectáculo deportivo de masas, los cuerpos policiales implicados deberán establecer un dispositivo destinado a garantizar la seguridad pública tanto de los asistentes al evento como de los organizadores y los participantes", asegura el documento. Para ello, se establecerán "medidas preventivas y cautelares para afrontar y prevenir la comisión de actos violentos", añade.

Para poder evaluar los riesgos, el nuevo protocolo aclara que "se redactará por los coordinadores de seguridad un informe previo". Esto ya se hacía antes de cada partido de Liga, con independencia de si se trataba de un encuentro potencialmente de alto riesgo o no. Lo nuevo es que este protocolo especifica qué criterios habrá que tener en cuenta: tanto los antecedentes de violencia de los últimos diez años como los inmediatos de "posible incremento de tensión"; la existencia de grupos ultras y sus planes de transporte y los destinatarios de las localidades vendidas a través de los diferentes medios.

Otra de las preocupaciones tras lo sucedido hace un mes en Madrid es el seguimiento de las aficiones violentas. Con el nuevo protocolo se pretende crear "una red preventiva de control" de los grupos ultras, tanto los nacionales como los extranjeros, a través de la colaboración y el intercambio de información entre las autoridades. El fin será elaborar un censo sobre su composición, organización, comportamiento y evolución, así como sus planes de desplazamiento.

Por último, y como ya pasó en Riazor en los pasados partidos, en los que se requisaron bufandas de los Riazor Blues y de otras peñas que tenían simbología independentista, se recuerda que en la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte está prohibido "introducir, exhibir o elaborar pancartas, banderas, símbolos u otras señales con mensajes que inciten a la violencia" por lo que insta a los miembros de los cuerpos policiales a extremar la vigilancia y detectar estas simbologías. Medidas todas ya conocidas y extendidas, pero que no se aplicaban en todos los casos.