De la primera remontada de la temporada, el Deportivo pasó el domingo frente al Granada a la decepción. Una vez más, el equipo volvió a quedarse a medias. Es la tónica del curso para un conjunto que no termina de encontrar el equilibrio ni la continuidad que le permitan poner distancia con la zona peligrosa de la clasificación. Ante el Granada se manifestaron buena parte de los problemas que han lastrado a los blanquiazules desde que arrancara el campeonato. La falta de continuidad en el juego, la descoordinación defensiva, las dudas a balón parado y las dificultades para crear ocasiones terminaron castigando a los de Víctor Fernández.

Clima de decepción. "Qué le vamos a hacer, es un empate y hay que pensar en el siguiente partido. Tenemos que mirarnos a nosotros, no a los otros rivales porque la salvación depende de nosotros", acertó a decir ayer Lucas Pérez para analizar el empate contra el Granada. Su lectura coincide con la de buena parte de sus compañeros, que el domingo lamentaban la oportunidad perdida de castigar a un rival directo por la salvación. Los resultados de la jornada, además, habían sonreído a los deportivistas, que sin embargo no supieron aprovechar las derrotas del resto de implicados en el descenso.

Descontento en la grada. Riazor no se reprimió el domingo a la hora de recriminar a los jugadores su gris desempeño en la primera parte del encuentro. Los silbidos afloraron en la grada, tamizados por los que se dirigían también al árbitro y a los jugadores rivales. La protesta fue la prueba del descontento hacia la asignatura pendiente de los deportivistas desde que arrancó la competición.

El juego, una incógnita. El equipo volvió a carecer de continuidad y apenas logró hilvanar juego en la primera mitad del partido. El empuje le permitió darle la vuelta al marcador, pero terminó viendo cómo se le escapaba la victoria en el tramo final del encuentro. En la segunda parte controló a los visitantes, pero sin crear apenas ocasiones de gol salvo en jugadas embarulladas dentro del área. El castigo llegaría del modo habitual esta temporada.

Otra vez el balón parado. El Deportivo volvió a ser penalizado a través de una jugada a balón parado, algo que se ha repetido insistentemente este curso sin que se le haya puesto remedio. A pesar de las dificultades para defender este tipo de acciones, el equipo ha sido incapaz de limitar las faltas en las inmediaciones del área. El empate de Granada llegó de ese modo después de una serie de fallos en cadena de toda la defensa deportivista dentro del área.