El Celta salió victorioso del cuerpo a cuerpo que le planteó el Deportivo gracias a dos errores del equipo coruñés, uno de Oriol Riera y otro de Luisinho, que supieron aprovechar Charles y Larrivey para decantar el derbi en la segunda parte. Noche nefasta del delantero blanquiazul, que perdonó el empate poco antes de que a Lopo le pudieran las ganas para dejar a su equipo con diez. Gran espectáculo y mucha emoción salvo en la recta final, con el partido ya sentenciado tras el 0-2 y la inferioridad numérica del conjunto blanquiazul.

Locura de derbi de principio a fin, con un ritmo frenético y una intensidad máxima por parte de los dos. Nada de especular. Deportivo y Celta salieron con la clara intención de hacer daño al rival, con la presión muy adelantada y las defensas más arriba que de costumbre. Emoción a raudales y llegadas constantes a las dos porterías, sobre todo a la de Sergio. El partido se rompió a las primeras de cambio, con muchas alternativas y una circulación de balón rapidísima, lo que provocó muchas pérdidas por parte de los dos. El Dépor se impuso de salida gracias a la movilidad de Lucas y Cavaleiro, los primeros en acercarse con peligro a la meta celeste. Cuatro minutos tardó el coruñés en disparar a la media vuelta, aunque demasiado blando, directamente a las manos de Sergio. Con más apuros mandó a córner Fabricio un balón bombeado de Augusto que se colaba por la escuadra. El toma y daca era constante, sin tomarse ni un respiro ninguno de los dos. Mucha intensidad y poca pausa. Imposible frenar el ritmo con el corazón tan acelerado.

Ligero dominio del Dépor, pero sin llegar a ser claro. En el tramo inicial dispuso de varias llegadas peligrosas, la más clara un remate de Cavaleiro a la salida de un córner lanzado por Borges. Acción de estrategia de las que hacía tiempo que no se veían en Riazor. Por poco se marchó el balón fuera. Susto para el Celta y otro para el Dépor, el que causó Lopo al enredarse en la salida del balón ante Charles. El delantero le robó la cartera y el central no tuvo más remedio que derribarlo para evitar una ocasión clara. Amarilla merecida para el catalán. Sidnei, un portento físico y muy rápido a la hora de anticiparse, destacó una jornada más para abortar varias acciones ofensivas del Celta. Los vigueses fueron creciendo poco a poco con el paso de los minutos, cada vez más cómodos con balón. Lo hicieron circular con mucho criterio, sobre todo el que le puso Khron-Dehli. De sus botas nacieron algunos ataques interesantes, lo suficientemente peligrosos para sacudirse el dominio local. Fabricio apareció para atajar un lanzamiento de Orellana poco antes de que Oriol Riera obligara a Sergio a hacer una gran estirada para desviar a córner su disparo lejano. Seco y abajo, donde más les duele a los porteros. El Celta niveló la contienda con mucha variedad en su repertorio. Unas veces ataques largos, otras chispazos desde las bandas de Orellana y Nolito, y también algunas arrancadas desde lejos. Fontás emuló a Sidnei en el 24 para conducir el balón desde su propio campo hasta zona de peligro en otra buena acción de los celestes, cada vez más cómodos con el balón.

El Dépor seguía con la defensa muy adelantada, una apuesta valiente pero con mucho riesgo. Lo aprovechó el Celta para filtrar varios pases precisos a la espalda de la zaga coruñesa. Krohn-Dehli, en el 36, dejó solo a Charles ante Fabricio pero el ariete se entretuvo demasiado y no acertó a conectar el disparo. El Dépor espaciaba cada vez más sus llegadas al área pero también se dejaba ver en ataque, con Luisinho y Cavaleiro más profundos por la izquierda que Juanfran y José Rodríguez por la derecha. Todos se vaciaron en el campo, con menor o mayor acierto, pero dejando sobre el terreno de juego hasta la última gota de sudor. También Oriol Riera, apareciendo casi siempre muy lejos del área para pelear todos los balones. Bien por arriba y con bastantes más problemas con el balón en los pies.

Lo demostró el catalán nada más comenzar el segundo acto, perdiendo la pelota y propiciando una contra que acabó en el 0-1 (m.46). Nolito buscó a Orellana en la derecha y el chileno conectó con Charles para cabecear a placer. Golpe duro para el Deportivo y guión perfecto para el Celta, un rival muy peligroso con espacios. Los celestes quisieron defender con balón pero también recularon ante el empuje de los coruñeses, que buscaron la remontada con más corazón que cabeza. Arreones aislados, como el que acabó con Oriol Riera pidiendo penalti tras caer dentro del área, o el zapatazo alto de Lucas desde la frontal del área tras una buena triangulación con Cavaleiro.

El coruñés apareció en ataque y en defensa siempre con ganas, a veces demasiadas, como en su dura entrada a Orellana que casi le cuesta la expulsión. No supo medir, como tampoco Lopo en su derribo a Charles. Segunda amarilla justa para poner aún más cuesta arriba la remontada del equipo coruñés, que poco antes de quedarse con diez desperdició su ocasión más clara. Primer disparo de Lucas, segundo intento de Hélder Costa y remate a placer para Oriol Riera, que hizo lo más difícil rematando fuera a puerta vacía. El catalán llegó para hacer goles y aún no se ha estrenado.

Bastante más pegada tiene el Celta, que aprovechó otro regalo del Dépor para sentenciar en el 82. Fue una acción de pillo culminada por Larrivey tras una pésima cesión de Luisinho a Fabricio. No perdonó el argentino, que con su gol echó por tierra todas las esperanzas coruñesas de arañar al menos un empate. Por lo menos, el Deportivo siguió peleando hasta el final y nadie bajó los brazos. Derrochó coraje pero le hace falta más cosas, sobre todo gol. Tendrá que seguir remando y sufriendo mucho para acercarse al objetivo de la salvación. De momento, sigue lejos. El sábado, en Almería, tendrá la oportunidad de volver a la senda del triunfo, aunque el daño de ayer ya es irreparable. Era el derbi. Y lo perdió.