Los acontecimientos de finales del mes de noviembre a orillas del Manzanares continúan arrojando consecuencias sobre el desarrollo del campeonato español. Después de la vigilancia interpuesta en los estadios a los cánticos y el comportamiento de las aficiones, que han derivado en una cascada de propuestas de sanción de Antiviolencia, la Liga de Fútbol Profesional (LFP) ha establecido ahora las condiciones en las que podrán entrar los seguidores a los campos y muy especialmente los grupos organizados de estos.

Lo ha hecho a través de una circular aprobada el pasado miércoles 9 en Madrid que establece que todos aquellos colectivos de aficionados no reconocidos por el club a través del Libro-registro que exige la Liga no podrán acceder al campo con ningún símbolo o elemento que los identifique.

Además de sobre los cánticos, la lupa estará ahora puesta también sobre la simbología: "Aquellos grupos o colectivos de seguidores que no se encuentren inscritos en el Libro-registro no podrán ser reconocidos como tales, por lo que no se permitirá, en el interior del recinto deportivo, ninguna manifestación de tipo colectivo o individual, ni la exhibición de elementos de grupo no inscrito, tanto colectivos como individuales".

La medida, especialmente enfocada a cercenar la actividad de los grupos catalogados como ultras, afecta sin embargo también a todos los demás que pueden tener cabida en Riazor en cada partido, ya sean peñas o asociaciones de otras características.

El único modo de escapar a esta prohibición es figurar en el mecanismo de control reconocido por la Liga a efecto de controlar a los grupos que acceden a los estadios. No es nuevo, y de hecho el Deportivo ya fue sancionado en alguna ocasión por no tenerlo actualizado, pero ahora se convertirá en imprescindible. Será una de las principales herramientas dentro de la cruzada emprendida por la LFP y el Consejo Superior de Deportes (CSD) contra la violencia en el fútbol que arrancó tras la muerte de Francisco Javier Romero Taboada, Jimmy, continuó con la decisión precipitada del cierre provisional de la grada de Maratón Inferior por parte de la directiva y acabó con la propuesta de sanción al club y al presidente de la Federación de Peñas, Miguel Otero. Ese castigo, de 22.000 euros de multa y 18 meses sin acceder a recintos deportivos en el caso del responsable de los peñistas, todavía está pendiente de ser ratificado definitivamente.

Figurar en el Libro-registro, sin embargo, se convertirá en indispensable para poder entrar en los estadios con simbología relacionada con algún grupo de aficionados. Pero no todos los colectivos de seguidores podrán inscribirse en él.

La Liga, al amparo de la Ley 19/2007 contra la violencia en el deporte, restringe de manera clara que no se permitirá incluir a grupos denominados "ultras" en ese registro. "En caso de que existan grupos de seguidores no inscritos en el Libro-registro que mantengan, de manera pública y notoria, una estructura y actividad (...) y reivindiquen el término ultra u otros de naturaleza análoga o similar, a la vez que se agrupan en sectores perfectamente identificados de los estadios, donde muestren elementos identificativos de ese grupo o colectivo, el club no podrá, en ningún caso, reconocer a dicho grupo como seguidor", señala la circular.

Esta es una medida de carácter inmediato, pero la Liga también avanza otras que se aplicarán a partir de la próxima temporada. En otro de estos documentos se anuncia la normativa que regirá para las gradas de animación a partir del próximo año y que incluye la identificación con huellas dactilares de los aficionados que accedan a estas zonas que se habilitarán en los estadios. Algunos equipos de la Liga española, caso de Madrid y Valencia, ya han puesto en marcha este tipo de gradas en sus campos como una forma de arrinconar y expulsar a los violentos.