El Deportivo regresó de su minigira británica reforzado en su fiabilidad defensiva después de que ni el Huddersfield Town, primero, ni tampoco el Swansea City, después, lograran perforar la meta coruñesa. Esa es la nota positiva de los últimos amistosos, la fortaleza atrás de una escuadra que durante toda la pretemporada está dando muestras de una notable mejoría en las tareas de contención. Víctor Sánchez del Amo pretende construir el equipo de atrás hacia adelante, de ahí que la primera línea en cerrarse fuera precisamente la retaguardia, con los fichajes de Fernando Navarro y Alejandro Arribas, más los retornos de Juanfran Moreno y Sidnei Rechel. Con solo dos tantos encajados en los siete amistosos que se llevan disputados -los de Carlos López, del Racing de Ferrol, y Caballero, del Lugo-, el Deportivo consolida su candidatura a convertirse en un conjunto sólido y difícil de batir, una virtud fundamental, sobre todo para los equipos que, como el blanquiazul, luchan por evitar el descenso.

Ese buen balance defensivo contrasta con los problemas que está teniendo para ver puerta. No marcó ante el Lugo, en su último test veraniego antes de la minigira, ni tampoco luego en sus dos citas en tierras británicas, contra el Huddersfield y el Swansea. Oriol Riera, el único nueve con ficha garantizada para la próxima campaña, todavía no ha visto puerta en ninguno de los encuentros de preparación. En cambio, sí lo hizo el canterano Luis Fernández, con muchas papeletas para salir nuevamente cedido después de jugar a préstamo el curso pasado en el Lugo. El joven burelense anotó frente al Racing de Ferrol y el Racing Villalbés, dos tantos que lo convierten en el pichichi blanquiazul de este verano, empatado con el defensa fabrilista Róber, que también celebró sendas dianas contra el Silva y en A Magdalena frente al Villalbés.

De momento, al Deportivo no solo le cuesta materializar sus ocasiones sino que también tiene problemas de tres cuartos de campo en adelante para generar acciones verdaderamente peligrosas. Solo en los amistosos contra oponentes de menor entidad dispuso de muchas llegadas a la portería rival, como se pudo comprobar ante el Silva (0-3), Racing de Ferrol (1-3) y Racing Villalbés (0-3). Más problemas tuvo para superar a la Ponferradina, que cayó en El Toralín con un solitario gol de Luis Alberto (0-1), una de las siete novedades blanquiazules con respecto a la plantilla del curso pasado. Desde entonces, el Deportivo no ha vuelto a perforar la meta rival en los siguientes tres amistosos, contra el Lugo (1-0), Huddersfield (0-0) y Swansea (0-0). Una sequía goleadora que todavía no es alarmante, ni siquiera preocupante, a estas alturas de la pretemporada, con fichajes ofensivos todavía por llegar y en plena fase de rodaje previa al inicio de la campaña regular.

Víctor Sánchez todavía espera la llegada de un delantero centro capaz de garantizar, como mínimo, una decena de goles que ayuden a conseguir con la mayor holgura posible el objetivo de la salvación. La pasada campaña el máximo artillero del Dépor fue Lucas Pérez pese a perderse media temporada por culpa de las lesiones. El coruñés festejó seis tantos en los 21 partidos que disputó, el último en la trascendental visita al Camp Nou de la jornada de clausura. En total, media docena de dianas, una marca discreta pero que le resultó suficiente para encabezar el ranking de goleadores del equipo. El probable retorno del coruñés inyectaría más pólvora en un ataque en el que jugadores recién llegados como Luis Alberto, Cani o Fede Cartabia también deberán sumar.

A la espera de solucionar esas carencias de cara a la portería contraria, Víctor Sánchez alimenta su esperanza de acabar convirtiendo al Deportivo en un bloque rocoso y muy difícil de batir. Quiere levantar una muralla defensiva y hacer de ella una de las principales señas de identidad del equipo. La pasada campaña encajó nada más y nada menos que 60 tantos, una de las principales razones por las que casi desciende. Por lo general, los rivales se encontraron con demasiadas facilidades para batir a Germán Lux, hasta la séptima jornada, y luego a Fabricio Agosto, desde la octava. Especialmente sonrojantes fueron el 2-8 en Riazor contra el Madrid, el 4-1 encajado en Sevilla o el 3-0 que le endosó el Villarreal. El equipo mejoró en esa faceta desde la llegada al banquillo de Víctor, pero aun así sufrió otra inesperada y dura goleada en la jornada 34, el 4-0 en Elche, que puso muy cuesta arriba la salvación. Finalmente, el Dépor se agarró a Primera y mantuvo la categoría in extremis, puntuando en el Camp Nou (2-2) en una última jornada de infarto. El sufrimiento fue mayúsculo y eso es lo que ahora quieren evitar el técnico y su plantilla, dispuestos a sellar el objetivo sin tener que esperar a última hora.