El Deportivo retomó ayer al trabajo y el regreso de Luisinho no fue la única novedad sobre el césped de la ciudad deportiva de Abegondo, ya que el portero Manu Fernández y el delantero Jonathan Rodríguez se incorporaron también al equipo de un Víctor Sánchez que busca la fórmula de la victoria.

El meta asturiano, que ya vistió la camiseta blanquiazul entre las temporadas 2007 y 2011 -pasando por el Fabril-, saltó al césped poco antes de las 11.00 horas con una enorme sonrisa en su rostro y saludando a viejos conocidos. Se unió al resto de porteros para llevar a cabo su primer entrenamiento en este nuevo Dépor.

El único que faltó en ese grupo fue Fabricio. El canario, que sufre una lesión de grado 2 en el ligamento lateral interno de la rodilla derecha, atravesó el túnel de vestuarios junto con Manuel Pablo minutos más tarde que el resto de sus compañeros y aunque participó un rato en las actividades de grupo, continuó con un trabajo específico en otro campo de Abegondo.

Manu participó en el entrenamiento con motivación. Se movía bajo palos inquieto, con ganas de aprovechar cada minuto, y animaba a todos sus compañeros en la disputa de partidillos a lo largo de la mañana. Y es que el técnico deportivista dividió a sus jugadores en cuatro equipos para enfrentarlos en espacio reducido.

Jonathan Rodríguez también fue uno más en el trabajo que desarrolló ayer la plantilla herculina. Llegó al campo hablando con unos y otros, ya integrado en el que será su nuevo equipo en la temporada 2015-16. Cedido por el Benfica, ya había pasado reconocimiento médico con el Deportivo el pasado viernes, pero su fichaje no pudo ser oficializado hasta ayer por unos detalles en su contrato.

El delantero uruguayo, que tiene tatuado en su pierna derecha el escudo del Peñarol, calentó con el resto de sus compañeros para más adelante hacer ejercicios de regates y pases. Participó en los partidos, compartiendo equipo con Juan Domínguez y Sidnei, entre otros.

Desde la valla que separa los campos de Abegondo de la carretera, algunos aficionados gritaban su nombre y le deseaban suerte para esta nueva aventura que no ha hecho más que empezar. Jonathan Rodríguez respondía con una sonrisa y el dedo pulgar hacia arriba en señal de agradecimiento.