El partido contra el Sporting nos deja claro una vez más que una cosa es gestionar el balón y otra muy diferente los espacios. Aunque el Deportivo mantuvo la posesión del esférico y jugó prácticamente todo el encuentro en campo contrario, al rival le bastaron diez minutos para calcar la misma jugada desde la banda derecha de su ataque con el lateral Lora doblando para llegar como un extremo y poner dos balones que remató Sanabria. El tercero en una contra de libro finalizada por Álex Menéndez tras un desajuste del equipo coruñés en fase defensiva.

El Dépor dejó claro con su reacción todas las alternativas que tiene en fase ofensiva y planteó un encuentro con una idea muy semejante a la mostrada en Vallecas: equipo en posición avanzada, presión alta e intención de anular líneas de pase. Pero el rival tenía la lección aprendida y con un repliegue intensivo en muchas fases del partido y dejándose dominar, buscó las contras intentando llegar con superioridades numéricas o en acciones de uno contra uno principalmente por la mencionada banda derecha, donde encontró un filón.

Deja dos cosas claras el resultado final: primero que habrá que sudar cada punto independientemente de quien sea el rival y segundo la ineficacia durante todo el segundo tiempo por falta de paciencia e ideas para remontar con excesivos centros desde la banda y poco juego interior.

El equipo, no obstante, muestra argumentos y tiene recambios de solvencia para confiar.