El resultado al final hizo justicia con el Deportivo. En la primera parte no hubo ningún dueño claro del juego, porque el Athletic es un equipo que no necesita elaborar mucho para crear ocasiones de gol. Basa su juego en una presión muy intensa y en finalizaciones rápidas. Se encontró con el primer gol y el Deportivo no fue capaz de hacerse con el control del juego ni de imponerse con acciones combinativas. Sospecho que la alineación de Juan Domínguez buscaba tener más el balón y evitar esas jugadas rápidas del Athletic, pero en ningún momento el Dépor consiguió imponer su juego en el primer tiempo.

En la segunda parte, sin embargo, el equipo coruñés mejoró. De hecho, dominó el partido con el balón, el encuentro se desarrolló en campo del Athletic y el Dépor creó más ocasiones y tuvo mucha más presencia en el área rival. Producto de eso llegaron los goles que al final hicieron justicia, teniendo en cuenta los dos palos de la primera parte que fueron jugadas aisladas.

En definitiva, el empate hace justicia porque el Deportivo consiguió nivelar el marcador a base de acciones rápidas, mucha verticalidad y con un juego muy abierto por bandas. Por encima de todo, el equipo demostró mucha personalidad para ser fiel a su estilo.