A Luis Alberto, después de una temporada en Liverpool, lejos de su San José del Valle natal, la cesión en el Málaga el curso pasado se le presentaba como una oportunidad de confirmar las esperanzas depositadas en él cuando comenzó a despuntar en las categorías inferiores del Sevilla y destacó en el filial del Barcelona. El joven jugador dejaba así el norte de Inglaterra para instalarse en un ambiente más familiar, pero con el desafío de adaptarse a los métodos de un entrenador, Javi Gracia, que deja poco espacio a la imaginación.

El arranque de Liga, con el gaditano instalado en el once titular, enterró un poco esos temores, pero todo empezó a torcerse desde muy pronto. Eso ha dejado algunas cuentas pendientes para el partido del sábado en La Rosaleda. "Para mí, va a ser un poco especial porque el año pasado lo pasé mal y espero que me salga un partido redondo", desveló el centrocampista acerca de su regreso a Málaga.

Más que resentimiento, de las palabras del jugador se desprende un deseo de reivindicarse. Pero en ningún caso sería ante la grada, sino frente a una persona en concreto. "La afición siempre me trató bien y no creo que haya ningún problema. Creo que me recibirá bien, como a cualquier otro jugador", aventuró. De hecho ya avisó de que no celebraría un hipotético gol el sábado. "Por respeto a la afición, por cómo me trató el año pasado, no celebraría un gol. Ellos siempre me tuvieron respeto", aclaró.

El deseo de desquitarse por la temporada que atravesó en Málaga apunta en otra dirección, concretamente hacia el banquillo.

Luis Alberto empezó en el equipo titular y disputó los cuatro primeros partidos del campeonato. En el primero anotó un gol, pero su presencia empezó a volverse intermitente en el equipo. Javi Gracia comenzó a recelar de su capacidad de trabajo y aparecieron las alusiones veladas a la vida privada del jugador y su implicación. "Un poco van por ahí los tiros, pero no quiero pensar en eso. Prefiero pensar en el Deportivo, en hacerlo lo mejor posible y demostrar por qué estoy aquí", respondió Luis Alberto cuando se le cuestionó sobre el modo en el que fue perdiendo protagonismo.

La relación se rompió por completo cuando el jugador comenzó a desaparecer también de las convocatorias. Sus últimos minutos fueron en la jornada 20, en un partido ante el Córdoba. La cesión inicial por dos años, que en enero se daba por segura, se esfumó entonces.

Luis Alberto pagó de algún modo las diferencias entre Javi Gracia y el director deportivo, Mario Husillos. El segundo disfruta con los jugadores imaginativos, mientras que el técnico recela de ellos. Le ocurrió con el gaditano y también con Pablo Pérez, Juanpi o el portugués Espinho. Todo eso añadirá una motivación extra al regreso del centrocampista a Málaga: "Es una semana un poco especial, va a ser un partido en el que voy a estar 100% por no decir un poco más concentrado".