"Xustiza para Jimmy, sempre con nós". Seis palabras que los Riazor Blues quisieron recordar ayer más que nunca, cuando se cumplían once meses de la muerte del hincha deportivista Francisco Javier Romero Taboada. El destino quiso que, en esa señalada fecha, fuese el Atlético de Madrid el que visitase Riazor. Mismo equipo contra el que se enfrentó el Deportivo el día que falleció el coruñés a orillas del Manzanares tras una reyerta con miembros del Frente Atlético. Desde Marathon Inferior, un tifo de un azul fuerte reclamaba justicia. Y no fue el único momento del día en que se pidió. Fuera del estadio, cuando el reloj marcaba las ocho de la tarde, se guardó un minuto de silencio como homenaje a Jimmy. Cientos de personas enmudecieron delante de la conocida torre del estadio herculino, alumbrada por bengalas.

Aunque fue el fútbol el que ayer reunió a miles de aficionados, ese toque emotivo no faltó. Alguno que otro, además, fue a la recepción del conjunto del Cholo Simeone para silbar a los rojiblancos. "Asesinos" se llegó a escuchar, aunque fueron gritos aislados. Luego llegó el turno del Deportivo, y entonces la pequeña marea blanquiazul -aproximadamente 500 seguidores- se unió para animar a su equipo y recordar que lo único importante era lograr los tres puntos. "O por lo menos sumar", decían algunos en Manuel Murguía.

Ese empuje continuó dentro del estadio, incluso se hizo más fuerte. Uno de los grandes llegaba a Riazor después de un mal partido en Málaga y lo único que se pedía desde la grada era luchar, competir hasta el final. Se criticaron las faltas de los atléticos sobre los jugadores de Víctor Sánchez, como la que dejó tirado a Lucas en la primera parte. Aún así, la presión desde la grada fue menor que en otros encuentros. Quizá porque algunos prefirieron irse de puente o porque el partido en viernes no permitió a muchos escaquearse antes del trabajo. En total, 24.608 ocuparon sus asientos. Después de media hora relativamente tranquila, tocó llevarse las manos a la cabeza. Primero con el gol de Tiago y poco después con la parada de Lux, que más bien dicho se encontró el balón en sus manos cuando el Atlético buscaba el segundo en un córner. Sustos aparte, un "que anime Riazor" y vuelta a la normalidad. La esperanza por rascar algún punto seguía intacta.

El lanzamiento de Fede Cartabia desde el borde del área fue un chute de adrenalina cuando los aficionados se centraban solo en los cuchicheos y olvidaban animar al grupo. Así volvieron los aplausos y los cánticos. "Oh Deportivo marca un gol" resonó con fuerza. Y el equipo coruñés fue capaz de cumplir los deseos de sus seguidores. Lucas hizo el empate. ¿Quién si no? Otra vez fue aclamado en Riazor. Un robo en el área a Giménez le bastó para hacer magia. Con eso no solo estableció la igualada, sino que encandiló (de nuevo) a la hinchada blanquiazul y metió el miedo en el cuerpo de los rojiblancos. Fayçal se apuntó a la fiesta, aunque su disparo lo rechazo el poste. De un momento a otro, el Dépor estaba más cerca de los tres puntos que su rival. Pitido final y el 1-1 se celebró como si de una victoria se tratase. El templo deportivista volverá a abrir sus puertas el 21 de noviembre con el Celta como invitado. Empieza la cuenta atrás para el derbi.