La cautela fue la norma impuesta por parte de los servicios médicos del club después de que Fabricio se resintiera de sus problemas de rodilla hace ahora aproximadamente mes y medio. La versión oficial es que el guardameta canario pisó un agujero en el césped durante el entrenamiento posterior al partido en el Benito Villamarín, el primero en el que entró en una convocatoria después de la lesión en el ligamento lateral interno de la rodilla derecha que sufrió en el último amistoso de pretemporada a mediados de agosto.

Desde entonces ha estado trabajando en solitario, alternando el gimnasio con los ejercicios de readaptación sobre el césped para asegurar la completa cicatrización de la herida en el ligamento, pero desde hace algo más de una semana trabaja también bajo los palos con el entrenador de porteros de la primera plantilla con el propósito de completar su recuperación. La meta es el derbi del sábado que viene y Fabricio ya ha comenzado el sprint.

Los tiempos marcados por los servicios médicos después del traspié de hace mes y medio contemplan la posible presencia de Fabricio en la visita del Celta a Riazor. Los indicadores son favorables después del pesimismo y las dudas que han rodeado el estado físico del portero desde que chocara con un contrario en aquel amistoso frente al Galicia Mugardos.

Los médicos confían en que el guardameta canario pueda incorporarse al trabajo junto al resto de sus compañeros a partir de la semana que viene. Su evolución ha sido la correcta durante estas últimas semanas después de que el alta médica fuera cuestionada tras la recaída.

Fabricio se resintió del problema en el ligamento nada más recibir el visto bueno de los médicos. La exploración posterior reveló que la herida no había cicatrizado por completo. El tratamiento se volvió entonces más conservador para asegurar su regreso a las convocatorias en las mejores condiciones físicas.

El portero se encuentra bien, como reconoció ayer después del entrenamiento, y los médicos son optimistas con los plazos. La última palabra, sin embargo, la tendría Víctor Sánchez del Amo.

El técnico, en el caso de que Fabricio esté disponible la semana que viene, deberá decidir si cuenta con él para un partido de la máxima exigencia después de casi tres meses sin competir o si mantiene a Germán Lux, aquejado también de unas molestias desde hace algunas semanas.

El estado de la portería deportivista obligó a Víctor a seguir alineando al argentino debido a que no contaba con otro guardameta en la primera plantilla. Manu Fernández también cayó lesionado y entonces se vio forzado a reclutar al portero del filial, David Gómez, en caso de imprevisto.

Fue un capítulo más dentro de la historia particular alrededor de los tres palos de la meta deportivista en esta temporada. La lesión de Fabricio trastocó todos los planes y el club se vio obligado a contratar un tercer portero con experiencia para ejercer como escudero de Lux si fuera necesario. Así llegó el regreso al Deportivo de Manu después de un periplo por varios equipos sin demasiado protagonismo. La vuelta del asturiano, sin embargo, también ha tenido su dosis de infortunio tras una lesión muscular que lo mantiene al margen del equipo actualmente.

El rendimiento de Lux como titular se ha visto al mismo tiempo cuestionado debido a que el Deportivo consiguió construir un entramado defensivo que lo convirtió en el equipo que menos remates concedía. Los blanquiazules, sin embargo, no son los menos goleados.

Todo ha estado además rodeado por la finalización del contrato de Fabricio, al que el club ya ha trasladado varias ofertas sin que se haya producido todavía una respuesta afirmativa por parte del portero. A partir de enero ya podría negociar libremente con cualquier equipo, pero su destino inmediato parece ser el partido del sábado que viene ante el Celta.