Merecida, incontestable, pero también sufrida fue la victoria del Deportivo en Las Palmas, donde desperdició varias ocasiones claras para sentenciar mucho antes de que Lucas Pérez firmase el definitivo 0-2 en el minuto 91. El noveno gol del coruñés, que marcó por cuarta jornada consecutiva, llegó justo después de una parada salvadora de Lux a tiro de Araújo. El fútbol suele castigar a los que perdonan demasiado, como ayer hizo el Dépor, pero no fue cruel en esta ocasión. Acabó siendo justo con el equipo coruñés, que se marchó con tres puntos más que lo disparan hasta los 21, la mitad de los que en teoría aseguran la salvación a falta todavía de seis partidos para finalizar la primera vuelta. Casi nada.

Nueva exhibición colectiva del equipo blanquiazul, superior en todo a un rival flojo, con mucha intención pero escasos recursos. El Dépor sigue siendo sólido, fiable y transmite seguridad. Tardó demasiado en matar el partido, pero lo tuvo controlado casi en todo momento. Víctor Sánchez se guardó en esta ocasión sus habituales cambios en la alineación y apostó por los once hombres que venían de ganar el derbi. Su plan había funcionado frente al Celta y quiso repetirlo con los mismos protagonistas y también con idéntica intención, la de presionar arriba y no dejar jugar fácil al rival.

Mucha intensidad le volvió a poner el Dépor desde el inicio. Todos apretaron. Nadie se olvidó en el vestuario el mono de trabajo que tan bien le sentó al equipo el pasado fin de semana. Era una oportunidad de oro para dar un golpe sobre la mesa y demostrar que el Deportivo no solo rinde a un buen nivel frente a los rivales de arriba, sino también contra los de su misma liga. Las Palmas es uno de ellos, aunque con un perfil diferente al de la mayoría de los modestos de la categoría. Quiere la pelota para lanzarse al ataque, sin importarle quién esté enfrente. Ese también era su plan para ayer, pero el Dépor no le dejó ponerlo en práctica. Los insulares tuvieron muchos problemas para superar la presión del conjunto blanquiazul, muy junto y casi siempre bien posicionado. Aun así llegaron con relativa frecuencia al área coruñesa, pero casi siempre sin generar ocasiones claras. Poco tuvo que intervenir Lux en toda la primera parte, únicamente para detener un par de disparos lejanos de Tana y Roque Mesa.

En ataque el Dépor volvió a buscar la velocidad de Lucas Pérez y Jonathan. Se trataba de robar la pelota lo más cerca posible de la portería contraria para explorar de inmediato los espacios con balones a la espalda de la defensa. Una pérdida infantil de Sidnei, su único lunar en todo el partido, casi le cuesta cara al Deportivo a los seis minutos de juego, pero Araújo se entretuvo demasiado y no acertó a finalizar la acción. Fue la aproximación más clara del conjunto amarillo en los primeros 45 minutos, marcados por el tempranero tanto visitante. Solo 19 minutos tardó en llegar el 0-1. Corrió Lucas como una flecha y asistió a Cani, que se disponía a empujar la pelota cuando David Simón la introdujo en su propia portería.

Sin buscarlo demasiado, casi por inercia, el Dépor se encontraba con el partido de cara a las primeras de cambio. Un guión ideal para seguir llevando el control del encuentro, con y sin balón. Las Palmas lo tuvo en su poder la mayoría del tiempo, pero sin apenas profundidad. Jonathan Viera fue su único futbolista verdaderamente punzante. En el 33 ganó la línea de fondo para meter un buen balón a Castellano, que remató a las nubes. También el otro Jonathan, el visitante, protagonizó algún escarceo aislado, el más claro en el 37, cuando él mismo robó el balón para colarse hasta la cocina y meter un pase de la muerte que no encontró rematador. Fue la penúltima del Dépor en los primeros 45 minutos, porque justo antes del descanso Álex tuvo el 0-2 en su cabeza, primero, y en sus botas, después. Su testarazo dio en el poste y el rechace lo remachó él mismo obligando a Javi Varas a evitar el gol con una mano salvadora.

Con mucho ritmo empezó el segundo acto. Las Palmas se lanzó al ataque de manera descarada ante un Dépor bien plantado que trató de buscar la sentencia a la contra. Desperdició varias claras para haber hecho el segundo mucho antes. Por ejemplo, en el 68, cuando Lucas prefirió acabar él mismo la jugada en vez de asistir a Fayçal. Seis minutos después fue el marroquí el que perdonó la sentencia al encontrarse con un mano a mano ante Javi Varas tras un fallo defensivo. Aún hubo otra clara antes del 0-2, de nuevo una salida rápida a la contra que culminó Luisinho con un disparo cruzado que desvió el portero.

La UD Las Palmas seguía viva de milagro. Sus jugadores estaban muy cansados, sin ideas en ataque, pero conservaban la esperanza de poder empatar en cualquier acción aislada, como la que culminó Araújo en el 90. La afición insular ya casi cantaba gol cuando Lux evitó la injusticia del empate con una soberbia parada. Laure, sustituto del lesionado Jonás, llegó justo a tiempo para cruzarse y despejar el rechace, evitando así el segundo remate del delantero. En la siguiente acción, llegó la sentencia en otra contra. Fayçal pudo acabar la jugada él mismo, como antes había hecho Lucas, pero optó por regalarle el gol al coruñés. Esta vez el pichichi blanquiazul no falló para establecer el definitivo 0-2. El Deportivo pudo haber ganado por más goles, pudo haber matado a su rival mucho antes y evitar ese suspense final, pero lo que está haciendo este equipo tiene un mérito enorme. Ya tiene 21 puntos, está 11 por encima del descenso, y continúa lanzado hacia su objetivo, que era y de momento sigue siendo la permanencia.