Hay quien dice que el deportivismo no tiene fronteras. Basta con preguntarle a Basilio Suárez para saber que es cierto, que un escudo y unos colores pueden mover a los aficionados a cualquier punto del mundo. El coruñés disfrutaba de sus vacaciones en Buenos Aires cuando se jugó el Deportivo-Celta el pasado 21 de noviembre. Se perdió el derbi gallego pero se negaba a pasar mas días sin ver a su equipo por lo que no dudó en brujulear por internet hasta encontrar el vuelo ideal que le llevase a Gran Canaria. Acto seguido llamó a un amigo suyo para que le consiguiese la entrada para el partido contra la UD Las Palmas. "Me calenté un poco y no lo dudé. Llegué a Madrid a las cinco y media de la mañana y al mediodía cogí un avión a la isla", explica Basilio.

Le dio tiempo a "dejar las maletas en el hotel y tomar unas cervezas" antes de entrar al estadio. "Menos mal que ganamos porque al final ya estábamos infartados porque parecía que nos iban a empatar. Así vuelvo relajado y tranquilo, no cabreado", comenta. Allí se reunió con otro amigo herculino y ambos disfrutaron del "buen ambiente" que se respiraba en la ciudad aunque "el estadio continúa en obras y eso le quita un poco la gracia". "Había bastante gente del Deportivo, cosa que me sorprendió", añade.

Ha recorrido más de 12.000 kilómetros solo para ver al equipo que dirige Víctor Sánchez del Amo. Pero no es la primera vez que se sube a un avión por este motivo. "Este año ya estuve en Granada y espero ir a alguno más durante la temporada", dice entusiasmado. Trabaja en una agencia de viajes, así que en cuanto hay una oferta no duda en cogerla. Para el partido contra el Levante tenía el billete de avión comprado, pero un imprevisto de última hora le obligó a quedarse en tierra. "Tengo ganas de más", apunta.

Ni el cansancio ni el jet lag pudieron con Basilio. Celebró el 0-2 por todo lo alto, sobre todo porque hacía tiempo que no cantaba victoria a domicilio. "Cada vez que viajaba, el Dépor no pasaba del empate. Ya creí que era yo el gafe", bromea. Fin a la mala racha y a un viaje inolvidable. "Tendré que volver a Las Palmas porque no vi mucho la ciudad. Siempre me pasa". El herculino está tan pendiente del fútbol que se le pasa el tiempo volando. "Esto también me sirve para mi trabajo porque aprendo de los aeropuertos y de las personas de cada lugar", analiza.

En su memoria, multitud de sitios y partidos. Hay uno que destaca por encima del resto, y no por el resultado. "El del Vicente Calderón fue el que más me marcó", confiesa. Fue hace exactamente un año y Basilio todavía no olvida el ambiente que se vivió aquel día. "Llegué algo tarde y las noticias no eran muy claras pero algo se intuía", recuerda. La muerte del hincha deportivista Francisco Romero Taboada Jimmy conmocionó a todos. "Son cosas que te dejan tocado y es imposible que disfrutes del fútbol", que es para lo que el herculino había viajado a Madrid. "Recuerdo que en aquel momento se te quita todo y sobre todo las ganas de ver un partido". Dejando la tragedia a un lado, Basilio quiere seguir recorriendo kilómetros para llenar su maleta de celebraciones y, por qué no, también sufrimiento. Él sabe sentir el fútbol.