Dos victorias consecutivas después, incluido el decisivo triunfo en el derbi, quinto en la clasificación y situado en los puestos europeos, el deportivismo vive instalado en la ilusión. El equipo de Víctor Sánchez está de dulce y su parroquia disfruta del momento de un equipo que parece haber recuperado los rasgos de identidad que lo distinguieron al comienzo de la temporada. El Deportivo vuelve a ser ese conjunto generoso en el esfuerzo, competitivo hasta el paroxismo y con pegada arriba que encendió las esperanzas de sus aficionados con un inicio de campeonato prometedor.

Una serie de cinco empates seguidos lo desviaron de un rumbo que recuperó precisamente ante el eterno rival, mantuvo la semana pasada en Las Palmas y espera refrendar esta noche ante un equipo con pedigrí. Los papeles parecen intercambiados entre este Deportivo de Víctor Sánchez y un Sevilla que afrontaba su temporada más ambiciosa con la participación en la Liga de Campeones y la incorporación de jugadores de nivel para disputar esa competición, pero el arranque del curso se le ha atragantado a los de Unai Emery.

Descabalgados de Europa a las primeras de cambio y sin haber ganado todavía a domicilio en lo que va de Liga, llegan a Riazor a tres puntos de los blanquiazules con la esperanza de frenar sus resultados irregulares, pero quizá con peores sensaciones que el Deportivo.

Es el conjunto de Víctor el que ahora transmite mayor seguridad. La receta es la misma que le funcionó al principio: solidez defensiva, intensidad y velocidad en ataque. El técnico no ha ocultado que cuando el equipo ha perdido esos rasgos ha obtenido peores resultados. Ha sido volver a la versión original y regresar los buenos resultados.

Ante Celta y Las Palmas, sin embargo, Víctor traicionó una de sus costumbres y repitió el equipo inicial. Está por ver si lo hace también esta noche ante el Sevilla y por primera vez en lo que va de temporada utiliza el mismo equipo tres jornadas consecutivas. La duda reside en la presencia de Fayçal en el banquillo una semana más. Indiscutible desde principios de la temporada por el tremendo despliegue que aportaba al equipo, su baja no se ha notado en exceso por la presencia de Álex Bergantiños como acompañante de Mosquera. El regreso del francomarroquí al once sacrificaría la alineación de un delantero y Lucas sería de nuevo la única referencia ofensiva.