El Dépor sale reforzado del partido de anoche. No ganó, pero durante muchos minutos tuvo contra las cuerdas a todo un Sevilla. Suma y sigue en su camino hacia la permanencia, de nuevo de la mano de Lucas. Acarició el triunfo y al final acabó pagando caro uno de los pocos errores defensivos que cometió, casi su único lunar. El reparto de puntos sabe a poco para el conjunto coruñés, pero consolida su candidatura a tener una campaña tranquila. A este paso estará salvado bastante antes de la última jornada. De eso se trata al fin y al cabo, más allá de que haya motivos para ilusionarse con cotas más altas.

Solo una novedad introdujo Víctor con respecto a la alineación que había presentado en las dos anteriores jornadas, frente a Celta y Las Palmas, ambas saldadas con triunfo. La fórmula funcionaba, así que no había que cambiar nada o casi nada. En esta ocasión dejó en el banquillo a Jonathan Rodríguez y apostó de inicio por Oriol Riera. Fue el único cambio y poco duró. Ocho minutitos tardó el catalán en tener que retirarse por lesión. Por él entró Jonathan para completar al 100% el bloque con el que el Dépor se aupó a la quinta plaza de la tabla en las últimas dos semanas. Un puesto de privilegio que daba cierta tranquilidad a la hora de recibir al Sevilla. Tranquilidad sí, pero en ningún caso conformismo o relajación, porque anoche tenía una oportunidad de oro para dar un nuevo golpe sobre la mesa.

El Sevilla llegaba a Riazor con la esperanza de inaugurar su casillero de triunfos ligueros a domicilio. Un rival grande, con un físico imponente y poblado de futbolistas de muchísima de calidad pese a la baja de Banega. Talentos contrastados como Konoplyanka, el primero en disparar. Su lanzamiento de falta se fue fuera por poco pero aún más clara fue la ocasión siguiente en la otra portería, tras una buena pared entre Jonathan y Lucas, cuyo chut lo rechazó a córner Sergio Rico. Aún no se había cumplido el primer cuarto hora de juego y el partido ya tenía mucho ritmo y llegadas a las dos áreas. Como de costumbre, al Dépor no le importó que el Sevilla tocara el balón lejos. Los coruñeses volvieron a elegir bien cuándo apretar arriba y cuándo esperar bien arropados. Es lo que mejor le sienta a este Dépor, armarse bien atrás, tener paciencia y explotar la velocidad de Lucas y Jonathan con buenos balones a los espacios.

Entre los dos fabricaron el 1-0. El uruguayo contribuyó provocando una falta al borde del área, que el coruñés convirtió en gol con un lanzamiento ajustado que se envenenó al tocar la hierba (m.22). Suma y sigue el de Monelos. Diez goles en catorce partidos y quinta jornada consecutiva anotando. Números de delantero top, más que nunca candidato a llamar la atención de Vicente del Bosque. Vaya o no a la selección, es un auténtico lujo para este Deportivo. Como Mosquera, otra vez omnipresente en los dos campos para armar fútbol y desarmar el del rival.

El Dépor no se echó atrás con el marcador de cara. Siguió explotando la velocidad de los de arriba con rápidas contras que, por momentos, dejaron partido el equipo. Lo aprovechó el Sevilla para cargar con insistencia para generar unas cuantas llegadas peligrosas. Un remate en posición acrobática de Konoplyanka y otro tiro desviado de Gameiro fueron dos avisos claros antes del descanso. Los hispalenses llegaban cada vez con más frecuencia al área rival y al Dépor le duraba muy poquito la pelota, casi nada. Necesitaba más pausa y posesión como fuera porque defender sin balón durante tantos minutos ante un rival tan poderoso era un plan demasiado arriesgado. Por lo menos, el equipo coruñés logró sacudirse el claro dominio visitante en la recta final del primer acto. Llegó más arriba, sobre todo con rápidas diagonales de Luisinho y buenas conducciones de Lucas, pero le faltó acabar las jugadas para vivir más tranquilo. No lo hizo y eso permitió al Sevilla robar y correr en busca del empate. El Deportivo pedía a gritos que se llegara al descanso para rearmarse y elegir un mejor plan para aguantar con más garantías la ventaja. Sin renunciar a ampliarla, pero con más sensación de solidez y evitando que el partido siguiera siendo un ida y vuelta constante.

Cambio tras el descanso

Algo más pausada comenzó la segunda parte, con el Dépor mejor posicionado para contener los arreones sevillistas. Poco atacaron los visitantes en los primeros minutos de la reanudación. De hecho, fue Jonathan quien inauguró el capítulo de ocasiones con un disparo flojo a las manos de Sergio Rico tras una buena triangulación entre Lucas y Cani. El uruguayo buscó el gol con insistencia y poco después conectó una volea cruzada que no encontró portería por poco. Definitivamente, la segunda parte tenía otra pinta.

El Deportivo no solo mandaba en el marcador sino también en el campo. Bajó de revoluciones sin perder intensidad, se juntó mucho y obligó al Sevilla a hacer ataques demasiado estáticos. El panorama no le gustaba nada a Unai Emery. Reaccionó pronto con un doble cambio ofensivo. Entraron Reyes y Llorente para darle más desequilibrio y remate al ataque hispalense. También movió ficha Víctor dando entrada a Laure para tapar el flanco derecho. Al Sevilla no le quedaba otra que arriesgar. Adelantó muchos metros la línea defensiva con el objetivo de vivir permanentemente en campo contrario. Mucho riesgo ante un rival que sabe sacar partido de esas situaciones. Casi lo hizo Jonathan en el 61. Mosquera le filtró un pase en profundidad y el uruguayo se plantó solo ante el portero, aunque con falta previa sobre el defensa.

Fue la más clara hasta el tanto del empate. Justo cuando parecía que el Dépor tenía el partido más controlado, llegó el mazazo. Fue a la salida de una falta lateral, en uno de los poquitos fallos de concentración de los blanquiazules. Dejaron que Llorente bajara el balón e Iborra no perdonó solo ante Lux (m.77). El Deportivo no se conformó y siguió buscando el segundo. No lo encontró pero Riazor agradeció su valentía con una gran ovación al final.