El colegiado murciano se dejó ir a favor de corriente en la segunda parte. Anuló un gol dudoso a Luis Suárez, pero compensó a los azulgranas con numerosas faltas en acciones que cuando se producían del otro lado no lo eran. Incluso perdonó una amarilla a Munir, la más clara de todo el partido, pues de hecho fue la única acción violenta que se produjo durante los noventa minutos.