Del revolcón en Copa el martes ante el Mirandés, el entrenador deportivista, Víctor Sánchez del Amo, trató de extraer el aspecto positivo. A pesar de la dolorosa derrota encajada ante el conjunto burgalés (la más abultada recibida por los blanquiazules ante un rival de menor categoría en toda su historia), de la eliminación y de la lastimosa imagen que dejaron sus jugadores, el técnico rescató el alivio que supone para el equipo poder centrarse en exclusiva en la salvación liguera y deslizó que quizá el resbalón copero pueda servir de enseñanza. Más allá de eso, sin embargo, el tropiezo ante el Mirandés deja en el entrenador y también en el deportivismo algunas certezas que antes habían quedado difuminadas por el espectacular arranque de campeonato blanquiazul.

►Una plantilla amplia, pero con recambios dudosos. Víctor Sánchez del Amo dispone de un grupo de jugadores extenso que le ha permitido dosificar esfuerzos desde el mes de agosto, oxigenar el vestuario con oportunidades para casi todos e introducir rotaciones con éxito. La idea de conjunto se ha mantenido sin grietas a pesar de que se intercambiaran futbolistas en alguna posición, pero en cuanto las modificaciones han sido más profundas, como en estas dos eliminatorias de Copa, el sistema se ha tambaleado. Se superó al Llagostera con un marcador ajustado y el cruce de octavos ante el Mirandés acabó en sonrojo. Oriol y Jonathan, a la sombra de Lucas, no consiguieron dejar atrás su depresión goleadora y constataron que sin el coruñés el equipo carece de opciones ofensivas fiables. Algo parecido ocurre en el caso de Juan Domínguez, Jonás, Cardoso o Cartabia.

►Virtudes colectivas, lagunas individuales. El extraordinario rendimiento del equipo en la primera vuelta ha venido acompañado de un gran desempeño colectivo. Cuando los deportivistas se han mostrado como un grupo solidario y han basado sus planteamientos en el trabajo como conjunto, los resultados han acompañado. Una vez que se pierden esos rasgos, el equipo sufre. Le ocurrió ante el Málaga, ante el Madrid y el martes contra el Mirandés. Es así como el entramado defensivo sobre el que se asienta la estrategia de Víctor Sánchez se desmorona como un castillo de naipes. No es corriente que un equipo que se había distinguido como uno de los más sólidos del campeonato haya encajado un total de once goles en los cuatro últimos partidos.

►La intensidad, irrenunciable. Víctor ya había dejado constancia de ello anteriormente, pero tras la eliminación ante el Mirandés volvió a subrayarlo: el equipo pierde enteros en cuanto el ritmo y la intensidad de los jugadores disminuye. Las carencias técnicas de la plantilla frente a rivales con mayores presupuestos, algo que al técnico le gusta refrescar en sus comparecencias, se limitan con espíritu competitivo. El martes, sin embargo, quien aplicó esta fórmula fue el equipo de Carlos Terrazas.