Minuto cinco y 60 segundos de emoción. Los deportivistas desafiaron al lunes para ocupar sus asientos y agradecer a Pedro Mosquera su decisión de decir no al Valencia y continuar jugando con la camiseta blanca y azulno al Valencia no. Los más tempraneros ya aplaudieron al coruñés cuando su nombre sonó por megafonía, pero la ovación total fue a los cinco minutos, número que lleva en su espalda. Agradecido, el herculino saludó a la grada desde el círculo central y el público gritó su nombre con fuerza. Un gracias más que merecido.

Ayer fue su día. Dejando a un lado el resultadoresultado, fue protagonista. Las redes sociales se llenaron de mensajes cariñosos hacia Pedro durante los últimos días, pero la hinchada herculina necesitaba demostrarle el cariño donde mejor sabe hacerlo, dentro del estadio de Riazor. El día no dejó a casi nadie en casa, aunque sí es cierto que la asistencia fue menor que en otras ocasiones, pero ver a Pedro en el campo lo merecía. A él y a los otros diez que lo acompañaron para hacer frente a un Rayo peleón. Su entrenador, Paco Jémez, también recibió los aplausos del público.

Cuando el instante mágico de Mosquera acabó fue el turno de las protestas. En Preferencia Superior Lateral, donde habitualmente se sitúan los aficionados del conjunto visitante, desplegaron una pancarta que decía: "¿Dónde está la hinchada rayista? No al fútbol los lunes". Un mensaje que aprobaron casi todos los presentes. El árbitro, Vicandi Garrido, tampoco se libró de ser abucheadoárbitro, Vicandi Garrido tras un par de decisiones desacertadas. Las continuas pérdidas de tiempo de Juan Carlos desesperaron a los seguidores blanquiazules, sobre todo en los últimos minutos, cuando la tensión se palpaba en al ambiente.

Y es que fue auténtica noche de emociones, por eso no faltaron los perdones. Primero Lucas Pérez cuando anotó el gol del empate, debido a su pasado rayista. Y más tarde Manu Fernández tras el despiste que hizo que el Dépor volviese a estar por debajo en el marcadorManu FernándezDépor . El meta reconoció su error y miró a la grada para pedir disculpas. A cambio recibió aplausos que le ayudaron a seguir bajo palos con optimismo.