En la personalidad de Víctor Sánchez del Amo y en su método de trabajo como entrenador destaca por encima de cualquier otro rasgo la minuciosidad. Celoso de la información que comparte, no da puntada sin hilo y deja poco margen a la improvisación. Ha sido a partir de detalles, sin embargo, como se le han escurrido los puntos a su equipo en los últimos partidos. Ante el Rayo acabó penalizado por un descuido defensivo, un error garrafal de Manu Fernández en la entrega de la pelota y la falta de acierto en ataqueRayo Manu Fernández. Influyó también la actuación arbitral, una constante en las últimas jornadas, pero por encima de todo esas cuestiones sujetas al azar del juego que resultan incontrolables.

Méritos emborronados. El Deportivo volvió a ser el lunes ante el Rayo Vallecano un equipo extraordinariamente competitivo. Igualó el marcador en dos ocasiones, pero su actuación colectiva quedó emborronada por los fallos que propiciaron los tantos visitantes. En el primero Quini encontró una autopista en el costado izquierdo y Miku remató sin prácticamente oposición frente a Manu en el área pequeña. En el segundo, el portero asturiano se inmoló con un pase a los pies del contrario. Sin esas dos tachas, el resultado previsiblemente hubiera sido diferente, a pesar de que los deportivistas alentaron la arriesgada propuesta del Rayo Vallecano y por momentos los papeles parecían intercambiados.

Otra jornada más, otro empate. Han sido estos errores los que le han impedido a los deportivistas, de una manera o de otra, conseguir la primera victoria de 2016. Son ya seis partidos consecutivos sin ganar (ocho si se suman los de la eliminatoria de octavos de la Copa contra el Mirandés) y la mayoría con un guión parecido al del lunes. Ante el Villarreal le condenaron las ocasiones falladas y un penalti en el descuento; frente a la Real Sociedad un partido gris; y contra el Valencia un tanto en el último minuto después de dominar con claridad todo el partido.

El árbitro, otra vez protagonista. Se ha convertido en una constante durante las últimas jornadas. La plantilla y el cuerpo técnico se lo toman con una filosofía que en ocasiones parece impostada para no sufrir posibles represalias. El penalti ante el Villarreal, el primer gol del Madrid con Bale en fuera de juego, el agarrón castigado a Jonás ante la Real Sociedad, la ocasión que se le birló a Lucas ante el Valencia y la pena máxima no señalada ayer aumentan la lista de agravios arbitrales. "Yo no quiero hablar del árbitro. Es así en el fútbol, a veces están contigo y a veces en contra", señaló Fayçal. "Seguro que un día vamos a tener un árbitro bueno en Riazor, lo que queremos es que sea pronto", bromeó el futbolista franco marroquí.

Muchas ocasiones, pero sin premio. El modo particular de afrontar los partidos del Rayo Vallecano hacía pensar en que el Deportivo disfrutaría de ocasiones aprovechando la velocidad de Lucas Pérez. La previsión inicial se vio sin embargo desbordada. En ningún partido del curso los blanquiazules dispararon tanto a portería. Contabilizó 17 remates (cinco a puerta), pero terminó penalizado por la falta de acierto. Luis Alberto contabilizó dos ocasiones muy claras, Cani otras dos y Lucas un remate cruzado que pudo adelantar a los deportivistas con empate a dos en el marcador. Volvió a fallar la puntería y el equipo acabó pagándolo como en anteriores partidos.

Las bandas, muy discretas. El Deportivo evidencia cada vez más la ausencia de especialistas de banda. Logra compensarlo cuando Víctor escoge el sistema con cuatro laterales, pero en partidos como los del lunes se pierde este recurso porque ni Cani, ni Fayçal ni los recambios disponibles son verdaderos jugadores para emplear en los costados con profundidad y verticalidad.