Al Deportivo se le atravesó el partido en Cornellá antes incluso de que empezara, cuando unas molestias en apariencia inocentes dejaron a Lucas fuera de la convocatoria para evitar males mayores. Nadie en la plantilla representa una influencia mayor en el juego del equipo que el coruñés, que solo había sido suplente en una ocasión este curso. Víctor Sánchez había sido capaz de minimizar las ausencias de Mosquera, de Luis Alberto o de Borges, pero la del delantero representa un vacío de difícil solución.

Sin él faltó la referencia ofensiva y también la razón de ser de un equipo que se arma a través de la velocidad y las transiciones rápidas. En su ausencia, el equipo se volvió previsible e incapaz porque le cuesta armarse a través de las combinaciones y el juego estático. No hubo las alternativas que proporciona un jugador como él porque su sustituto es un futbolista completamente opuesto.

Oriol Riera, titular en sustitución del coruñés, carece de la capacidad de incordiar a los defensas que posee Lucas y, por encima de todo, no tiene las características que le permitan acoplarse a un equipo acostumbrado a la velocidad para desplegarse hacia el área contraria.

Oriol estuvo tan perdido como el resto del equipo, que no encontró una versión alternativa con la que sacar partido a la presencia del catalán en el equipo titular. Sin extremos que lo asistiesen desde los costados, Riera se encontró con un trivote en el regreso de Borges al once titular tras su lesión y un Fayçal más pendiente de su espalda que de la línea de fondo. Ahí naufragó ayer Víctor, incapaz de modificar la identidad del equipo sin su jugador más significativo.

Lo hizo también cuando a los deportivistas se les atravesó todavía más el partido, ya en el transcurso de la primera mitad. Sidnei cayó lesionado y cuando el técnico miró al banquillo se dio cuenta de que había dejado a Lopo en A Coruña. El embrollo lo arregló con lo que tenía disponible, pero dejó al equipo todavía más descolocado. No hubo reacción ni tampoco la capacidad competitiva mostrada por los deportivistas en las jornadas anteriores, desdibujados ayer por las circunstancias propias y ajenas.