Más que el resultado final, lo peor para el Deportivo en Cornellá fue la sensación de impotencia que transmitió. Acabó el partido en su propia área, síntoma de su incapacidad ofensiva. Fue un equipo plano, antes y también después del tanto de Marco Asensio. Derrota merecida y que no fue más abultada por las paradas de Germán Lux, con diferencia el mejor del conjunto visitante. Sin Lucas es menos Dépor, ya se sabía, pero lo echó demasiado de menos. También a Sidnei, que cayó lesionado a las primeras de cambio. Dos pilares fuera de combate sin los que el equipo coruñés se volvió menos punzante arriba y más vulnerable atrás. En definitiva, bastante vulgar. Quinta derrota de la temporada y una jornada más sin ganar, la novena. El colchón sobre el descenso sigue siendo amplio, pero la racha negativa es lo suficientemente larga como para tener que ganar sí o sí al Granada el próximo domingo. Esa será otra historia.

La de ayer estuvo condicionada de antemano por la ausencia de Lucas Pérez. El Dépor empezó el encuentro sin su pichichi, uno de sus grandes estandartes, y se quedó sin otro muy pronto, a los 24 minutos de juego, cuando Sidnei tuvo que pedir el cambio por un pinchazo muscular en el muslo. Con Alberto Lopo en A Coruña por decisión técnica, Víctor recompuso el equipo cambiando a dos hombres de posición. Fernando Navarro pasó al centro de la zaga y Laure entró para jugar a pierna cambiada. Luisinho, la solución natural para el lateral izquierdo, siguió en el banquillo hasta la segunda parte.

El técnico blanquiazul retocó sobre la marcha la línea defensiva pero mantuvo los tres mediocentros -Álex, Mosquera y Borges- por los que apostó desde el inicio. Mucha gente por dentro con la que el Dépor tuvo el partido relativamente controlado hasta la lesión de Sidnei. Hasta entonces no sufrió demasiado atrás pero le faltó fútbol para generar peligro pese la insistencia de Fayçal y Luis Alberto por dejarse ver en todas partes. Menos apareció Oriol Riera, el sustituto de Lucas. Es otro tipo de delantero, sin la movilidad ni la chispa del coruñés, pero con otras virtudes que ayer no mostró. Más incordió el otro nueve, el del Espanyol. Felipe Caicedo peleó todos los balones y aprovechó su potencia para crear bastante peligro. Ya no estaba Sidnei en el campo cuando un remate del ecuatoriano, justo a la media hora de juego, se envenenó tras rebotar en un defensa. La acción cogió a contrapié a Lux. Parecía vencido, pero acabó salvando el 1-0 con un auténtico paradón. Primera mano de Poroto y un alivio para el Deportivo, igual que la recuperación de Alejandro Arribas. El central madrileño se quedó renqueante durante unos minutos, pero pudo volver y completar el partido.

Puso todo de su parte para ayudar a mantener la solidez característica del Deportivo, un equipo que suele conceder pocas ocasiones pero que ayer se vio superado. Soñó hasta el final con arañar algún punto única y exclusivamente por las intervenciones de Poroto, pero solo con Lux no basta. Para sumar en Primera hay que proponer algo más de lo que ayer hizo el Deportivo, sin profundidad ni recursos para generar verdadero peligro. Ni siquiera lo logró recurriendo a la solución fácil de los pelotazos en largo a Oriol Riera. Ni rastro del catalán. Apenas le llegaron balones y la única ocasión que tuvo, un cabezazo franco a la salida de un córner, lo remató fuera. Ese testarazo, más un par de disparos aislados de Luis Alberto, fueron las mejores llegadas del Dépor. Nada que ver con el carrusel de ocasiones que generó el Espanyol, sobre todo en la segunda mitad.

Se adelantaron los catalanes justo tras la reanudación, beneficiándose de un despiste defensivo a la salida de un saque de banda. Fallaron los marcajes y Marco Asensio acabó fusilando a Lux (m.52). El Espanyol no se echó atrás. Vio que el Deportivo seguía sin dar señales de vida y siguió cargando en busca de un segundo tanto con el que sentenciar el triunfo. Lo acariciaron Gerard Moreno y Marco Asensio en el 73, pero sus remates, uno detrás de otro, los rechazó Poroto con el pie derecho. No fue la última gran intervención del argentino, que poco después volvió a responder de forma providencial a otro lanzamiento de Asensio.

Pese a las galopadas de Luisinho por la izquierda, el Dépor seguía igual de plano en ataque. Tocaba con cierto sentido en la zona ancha, pero se impacientaba al querer llegar de inmediato a la portería contraria. Un plan fácil de contener para la defensa catalana. A Víctor le quedaba un cambio y echó mano de Fede Cartabia para la recta final. Nada cambió con su entrada. El control seguía en manos del Espanyol, que lejos de recular continuaba buscando el segundo. Lo evitó Navarro en el 81, metiendo el cuerpo lo justo para obstaculizar a Víctor Sánchez en el remate. De milagro seguía el Dépor a un solo gol de arañar un punto, pero no hubo arreón final.