Fútbol es fútbol, y fútbol es algo completamente diferente a lo que desarrolló el Deportivo frente al Granada, o lo que es lo mismo, frente al colista. Es el mismo fútbol que practicó frente al Espanyol por utilizar el puñetero trivote. El sábado opinaba en esta columna que no era partidario de ese trivote y el partido me volvió a dar la razón. Si el Deportivo estaba jugando desde el principio de temporada con un sistema más o menos efectivo, ¿a qué viene el cambio de sistema y planteamiento para acomodar a Borges? Solo pueden jugar once y, el resto, al banquillo o a la grada. La totalidad de la plantilla lo tiene que asumir, lo mismo que el técnico, porque esto también va dentro del sueldo de un entrenador. ¡Qué ejemplo dio Álex cuando Víctor no contaba con él para nada! Por lo tanto, experimentos como este ninguno más, por favor.

Después del partido frente al Espanyol escribía sobre las alternativas y los cambios. Víctor volvió a cometer los mismos errores, ya que hay alternativas en este equipo diferentes a las que se adoptaron en Barcelona y contra el Granada. Los cambios siguen siendo el talón de Aquiles para él. Se hicieron mal y tarde. En una palabra , más trabajar, que veo al equipo algo corto físicamente y, sobre todo, tácticamente, y menos hablar.

Por otra parte, se tenía un completo desconocimiento del rival. ¿Era conocedor el cuadro técnico de la estatura media de los jugadores del Granada para bombardear por arriba una y otra vez desde la banda? ¿Por qué no se practicó la alternativa en el juego y buscar el dos contra uno para llegar a la raya de fondo y centrar raso? Por desgracia, la mayoría de los protagonistas no sabían por dónde les daba el aire el domingo.

De salida, me sorprendió que no jugara Lopo. Víctor utilizó a Mosquera para acompañar a Navarro o a Arribas según subieran la banda Luisinho o Juanfran, retrasando excesivamente su posición. Borges, totalmente perdido en esa posición. Fayçal, a su aire porque no es jugador de banda. Poca movilidad, apenas se combinó para progresar, recurriendo a pelotazos sin sentido y cambios de orientación largos (algunos de lateral a lateral). A los centrales y Mosquera no les quedó más remedio que dar esos pelotazos porque los cinco compañeros más adelantados, es decir, la mitad del equipo, estaban estáticos o andando sin proporcionar ninguna ayuda a la salida del balón jugándolo. Solo se generó una ocasión, que fue el tiro de Lucas que salió rozando el palo.

En el segundo tiempo, el Dépor salió sin orden, sin criterio, con muchos errores en ataque, con mucha precipitación, algún tiro y remate que no cogieron puerta y el colista nos pudo golear a la contra por falta de vigilancias defensivas. Total anarquía de movimientos. Se siguió abusando de centros desde la banda a la olla, convirtiéndose en un auténtico frontón. Como ya dije, los cambios, tarde y mal (faltando dos minutos para finalizar el partido, yo metería a Jonathan solo para perder tiempo y ese no era el caso).

Las estrategias siguen siendo nulas y, hablando de estrategias, la de los dos jugadores en los córners siguen produciendo carcajadas al principio y cabreos al final en la grada. Como dice un amigo mío esto es como predicar en el desierto. ¡Y van diez seguidos sin ganar! ¡El fútbol es otra cosa!